Acudí invitado el pasado viernes al Foro Joly que se celebró esta vez en Málaga. Pepe Joly y su equipo han entendido bien que Andalucía es una y muy grande, de ahí su foro itinerante que con éxito de publico recibió esta vez a la consejera de Obras Publicas Concepción Gutiérrez del Castillo, con mis queridos colegas Antonio Méndez e Ignacio Martínez como anfitriones. Hubo lleno hasta la bandera. Fue en el hotel que la familia de Gabriel Rojas ha abierto en Málaga, en esa cadena de Hoteles Monte que crece despacio y con firmeza por toda la región.
Invito a los lectores que quieran conocer los grandes asuntos tratados por la consejera, busquen en la edición de Málaga Hoy del pasado sábado. Me referiré aquí tan solo a un hecho que me pareció insólito y que dice mucho y bien de la clase política malagueña. En aquel acto, además de estar presente altos cargos socialistas para arropar y escuchar a la consejera, también estuvo una nutrida representación del equipo de gobierno municipal con Francisco de la Torre en la mesa presidencial y otros representantes políticos no socialistas.
Un gesto, una presencia, al margen de la contienda política del día a día, que demuestra una forma de entender la practica política de manera muy distinta a como se interpreta por ejemplo en Sevilla. En foros similares, celebrados en la capital, difícilmente se dan esas coincidencias políticas de escuchar al adversario con respeto y educación. Es más, en Sevilla incluso hay quien elige el nivel de representación a enviar a un acto para indicar al conferenciante la valoración que le merece al político ausente. Deben ser los famosos silencios de Sevilla que tanto se dan en la Maestranza, en este caso ausencias más que silencios.
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