jueves, 26 de marzo de 2015

LA SUMISA DERECHA ANDALUZA NO TIENE FUTURO

Juanma Moreno Bonilla junto a Javier Arenas
 en un acto de campaña en Huelva.
Foto: Efe/Raúl Caro


Un par de visitas más de Mariano Rajoy a la última campaña andaluza y la máquina del tiempo del PP andaluz se hubiese situado en el siglo pasado. Exactamente en el mes de junio de 1990, cuando el PP liderado por Gabino Puche, heredero de Hernández Mancha, obtuvo 26 escaños, 611.903 votos, un 22,18% de apoyos. Este 22M los populares andaluces han obtenido el 26,76% de los votos emitidos.
El arrope dado por Mariano Rajoy en persona, junto a su vicepresidenta Soraya Saenz de Santamaría, al candidato que hace un año ambos nominaron digitalmente, sin duda ha sido un factor determinante para que la derecha andaluza pierda el apoyo de más de medio millón de votos respecto de 2012. Una consulta, recuérdese, donde empezó a desmontarse el mito de una sociedad subvencionada - “red clientelar” que diría la jueza Alaya- porque hace tres años el PP con Javier Arenas le ganó al PSOE las elecciones en su eterno cortijo andaluz.
Rajoy, en esta campaña, estaba tan estigmatizado por la sociedad andaluza (y española) como lo estuvo Rodríguez Zapatero en su segundo mandato. Tantas ganas se le tenía a ZP que el electorado español prestó un cheque en blanco al PP para que gestionara el país, la crisis y, sobre todo, cumpliese con su programa electoral, algo que como bien se sabe empezó a incumplirse a los treinta días de ocupar La Moncloa.
El presidente del PP, venido arriba por los datos macroeconómicos, los piropos de los Mercados internacionales y la Troika, convencido del error cometido al nominar a un débil candidato como Moreno Bonilla porque se lo susurró Arenas para debilitar a Maria Dolores Cospedal y a su antiguo amigo Juan Ignacio Zoido, decidió echar toda la carne electoral en el asador andaluz, asumiendo el insólito papel de principal adversario de Susana Díaz. Porque esa es la principal conclusión que se obtiene de esta consulta andaluza: la lideresa andaluza del socialismo, sola y a pulmón, le ha ganado la batalla a quien asumió el liderazgo de la derecha, rodeado de ministros, en los múltiples mítines por él protagonizado junto a un Juanma Moreno Bonilla convertido en víctima impotente y disciplinado de la situación. Todo ello trufado por un ramillete de maravillosas promesas que, visto lo visto, la gente no se ha creído esta vez. Prometer  Rajoy un millón de puestos de trabajo, o sea acabar prácticamente con el paro en Andalucía en una legislatura, ojo, si ganaba Moreno Bonilla, fue una de esas promesas que irritaron, por lo menos, al 34% de los andaluces en las colas del paro. Una tomadura de pelo. 
Vistos los resultados del 22M, van a faltar sicólogos para poder atender la depresión que embarga a los cuadros y militantes del PP andaluz. 

El informe de Loles

Pero ellos, la actual dirección andaluza del partido, han apretado los dientes e intentan hacer creer a su gente que más se perdió en Cuba y que “el PSOE  también ha perdido, más de cien mil votos”. El informe que la Secretaria General del PP Andalucía, Loles López Gabarro, elevó a los miembros de la ejecutiva regional del partido esta semana, es una antología del disparate político, carente de rigor y, desde luego, increíble para quienes lo escucharon pasmados y en silencio, con ganas de salir corriendo y, de inmediato, contarlo a la prensa o retuitearlo. Optaron por lo primero.
La alcaldesa de Valverde del Camino (Huelva), donde por cierto el PP ha pasado del 36,56% de los apoyos al 24,80, expuso su argumentario en seis puntos comenzando por proclamar que habían hecho una magnifica campaña, según la versión que ha contado el periodista del Grupo Joly, Carlos Navarro Antolín y de la que, me consta por distintas fuentes, su absoluta fiabilidad. He aquí su descripción del informe de Loles López:

“Primero: la candidatura ha conseguido ser trending topic en varias ocasiones. Segundo, el candidato ha logrado ser entrevistado por Ana Rosa Quintana. Tercero, el candidato hizo un papel magnífico en el programa “Un tiempo nuevo” de Sandra Barneda, donde Susana Díaz fue invitada y no se atrevió a asistir. Cuarto, los selfies que se ha hecho el candidato por toda Andalucía han sido innumerables. Quinto, los speakers corners del candidato (mitinear sobre un cajón de cervezas en una esquina callejera) han sido una experiencia extraordinaria, se palpaba el éxito cada vez que Moreno Bonilla se paraba en una esquina a charlar con los andaluces al estilo de Zoido en 2007, pero perdiendo después en las urnas. Y sexto, no se vayan todavía porque hay más, la candidatura del PSOE ha caído en votos. Activen los emoticonos ojipláticos”.
Este es el nivel político  y el rigor de la autocrítica aplicado por la derecha andaluza, internamente, tras el batacazo del pasado domingo. Pero ese mismo tono de euforia lo impulsó el propio Moreno Bonilla quien, tras conocerse los resultados el domingo por la tarde, ordenó  emitir un tuit que decía exactamente esto: “@ppandaluz: El PP ha mejorado sus resultados en Andalucía desde las últimas elecciones, que fueron las europeas, @JuanMa_Moreno #PP22M”

¿Por qué tres décadas de PSOE?

Que el PSOE del millón de parados y la corrupción de los Eres, Formación, Marismas, Invercaria etc etc, siga después de 33 años al frente de la Junta de Andalucia, no es mérito de los propios socialistas. Alguna responsabilidad política debe tener su supuesta alternativa de gobierno que, a día de hoy, solo ha logrado el control de los grandes ayuntamientos y la mayoría de Diputaciones andaluzas. (Que esa es la próxima estación del vía crucis del PP donde, por cierto, se avecinan noticias sonoras).
El PP andaluz ha sido y es la sumisión personificada al mando de la calle Génova.  Merced a esa obediencia ciega a Madrid, un habilidoso Javier Arenas logró situarse en la Secretaría General del Partido, junto a su ex gran amigo Luis Barcenas de Gerente y, posteriormente, en el gobierno como ministro y vicepresidente de Aznar. Así, el PP andaluz ha sacrificado su autonomía, en beneficio de los intereses y la ambición personal de quien lo ha dirigido durante casi dos décadas. Esa, y no otra, es la causa principal para que la derecha andaluza no levante cabeza, haber sido, seguir siendo, una franquicia plegada a los intereses de Génova 13. Una estructura organizativa, manejada por el líder Arenas, que pone sus votos, a cambio de nada o muy poco para los intereses del partido en Andalucía, al servicio de Aznar o Rajoy tal y como se visualizó en el congreso de Valencia.
Javier Arenas, que una vez más salió corriendo en 2012 para Madrid, tras comprobar que no iba a sentarse en San Telmo como presidente de la Junta, pretendió repetir la jugada de dejar un manijero de confianza en Sevilla al que seguir dirigiendo desde la capital, de la misma forma y manera que hizo en su primera fuga. Pero Juan Ignacio Zoido, crecido por su amplia mayoría en Sevilla, le salió rana y, tras vetar a Antonio Sanz en la Secretaría General y colocar a José Luis Sanz, acabó pactando con Cospedal. La factura por esa traición tiene nombre y apellidos: Juanma Moreno Bonilla, el malagueño nacido en Barcelona, que sustituyó a Luis Barcenas con el acta de diputado cunero por Cantabria. Un chico buena gente, crecido en el aparato del partido desde las NNGG, sin ninguna nómina fuera de la política del PP - al igual que Susana Díaz-  y al que el núcleo de poder del PP estatal - Arenas, Moragas, Soraya etc-  impusieron a la organización andaluza como presidente regional y como candidato. Y, como viene siendo tradicional, el PP andaluz acató disciplinadamente la orden que Rajoy acabó firmando y sellando, tras una larga, larguísima espera y ninguneos al alcalde de Tomares José Luis Sanz, Secretario General entonces del PP-A. Por cierto, el bajonazo electoral sufrido en Sevilla por el PP, tiene mucho que ver con la imposición del malagueño frente al candidato sevillano que proponía Zoido y Cospedal. Así las cosas, el PP andaluz parece condenado - de momento- a seguir cuatro años más en los fríos bancos de la oposición, camino de las cuatro décadas de no tocar bola en Andalucía.

Gracias a Pimentel.


Por cierto, el PP deberían de estar inmensamente agradecido a un personaje que, tras ser la mano derecha de Javier Arenas, fue insultado, denostado y vilipendiado porque dimitió como ministro en rueda de prensa, tras descubrir que Aznar había ordenado una investigacion sobre su patrimonio, con el conocimiento de su “amigo” Arenas. Me refiero a Manuel Pimentel Siles, ex ministro de Trabajo, un tipo socialmente respetado, de gran nivel y prestigio personal y al que Albert Rivera le ofreció liderar, de hoy para mañana, la candidatura de Ciudadanos en Andalucía. De haber aceptado el reto, Pimentel hubiese mandado al actual PP andaluz a los tiempos en los que Manuel Fraga y AP dijeron no al 28F. El pecado original de la derecha, decir no a la autonomía en febrero de 1980, que ha permitido que durante más de tres décadas los socialistas se hayan incrustado en la sociedad andaluza, convertido el PSOE en algo más que un partido.

Publicado en Publicoscopia el 26 de marzo de 2006.

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