martes, 6 de enero de 2015

ANÁLISIS: LA POLÍTICA ANDALUZA ANTE 2015


Arranca el año electoral de 2015 y en Andalucía el panorama interno de la mayoría de los partidos políticos presenta infinidad de debilidades  y no pocas interrogantes.
Las proyecciones virtuales que arrojan los sondeos, convertidos desde hace años en un arma de intoxicación electoral, marcan sin embargo una tendencia de posibles cambios muy en línea con lo que se capta en el ámbito estatal. Lo único cierto y previsible es que las elecciones municipales de la primavera próxima serán un punto de inflexión que determinará a buen seguro un nuevo arco iris parlamentario en las autonómicas andaluzas, de cuya fecha nada se sabe ya que Susana Díaz es la única que tiene en su cabeza la fecha y la capacidad legal de convocatoria.
Serán pues los resultados de las municipales de mayo los que determinen, según todas las previsiones, muchas de las incógnitas que, al arranque de año, tiene el conglomerado de partidos en España. Y Andalucía, no conviene olvidarlo, suele ser un territorio decisivo, casi de laboratorio, en el diagnóstico final de lo que suceda en el ámbito estatal.



http://www.publicoscopia.com/opinion-politica/item/2953-la-politica-andaluza-ante-2015.html




PSOE: 

LA NIÑA DE LA ESTACIÓN

El socialismo andaluz lleva gobernando, en solitario o en compañía del PA y de IU, desde 1982 en que Rafael Escuredo rentabilizó para su partido el fiasco del centro derecha con el referéndum autonómico del 28-F dos años antes. Instalado en la Junta de Andalucia desde hace 34 años, el PSOE, ha tenido cinco presidentes - Escuredo, Borbolla, Chaves, Griñán y Susana Díaz- logrando reiteradas mayorías absolutas y, en tres legislaturas, la mayoría minoritaria que les permitió gobernar con la muleta andalucista y, ahora, con la de los comunistas de IU.
El PSOE, por tanto, ha sido el partido que ha protagonizado, con mayor o menor éxito, la transformación de la región más meridional de España, sin que haya logrado sacar en estas décadas a Andalucía del primer puesto del ranking  de parados. No obstante, siendo patente el fracaso en la consolidación de un mercado laboral comparable a otras comunidades, el socialismo sureño ha mantenido el poder mediante las urnas. El establecimiento de una red clientelar, regada con millones del presupuesto, parece que ha sido una de las claves del éxito. Lo que se ha destapado con el Caso Eres o los fondos de la Formación, ilustran muy bien una forma de gobernar de forma notablemente partidista.
Pero los tiempos de vino, rosas y el manejo sin control del presupuesto público han pasado a mejor vida. A la fuerza ahorcan. Y esa fórmula, que tanto rédito electoral le ha venido otorgando en estos treinta años al PSOE, les está pasando una muy costosa factura tras la irrupción del Poder Judicial en la investigación del manejo de los fondos públicos en Andalucía.
De hecho, los dos últimos presidentes de la Junta, Chaves y Griñán, se encuentran en la antesala del Supremo en espera de que se les procese- o no- a cuenta de los Eres y el sistema de transferencias de financiación utilizado para sostener la mencionada red clientelar desde el gobierno de la Junta durante dos décadas largas.
Porque en Andalucía, la corrupción que se está conociendo, no es exactamente igual a la de Madrid, Cataluña o Valencia, por citar feudos del PP o CIU. En Andalucía, a día de hoy, no se ha podido acusar a ningún dirigente socialista de haber robado o evadido dinero público a cuentas particulares en paraísos fiscales. Como tampoco se ha demostrado que se hayan detraído fondos para financiación pura y dura del PSOE a través de redes empresariales “amigas”. No. Aquí el dinero corrupto ha estado más repartido que en la Lotería. Pero nadie duda que los evidentes casos de corrupción en Andalucía no solo han provocado un serio desgaste de las siglas socialistas en la comunidad, también a nivel federal.
La actual líder del PSOE andaluz y presidenta de la Junta de Andalucía, no obstante, se ha convertido en el único referente institucional del partido en España, algo que le está permitiendo jugar y fuerte en el escenario federal del partido y, también, en el concierto de los liderazgos políticos de España.
Y he aquí una de las claves a desvelar en este año que arranca. Díaz, pese a los desmentidos oficiales, tras apostar por Pedro Sanchez frente a Eduardo Madina en unas históricas primarias, parece convencida a los pocos meses de que el elegido no está respondiendo a las expectativas  puestas en él. Sus numerosos paseos por la geografía autonómica, sus dos visitas a Zarzuela, sus fotografías y convenios con lo más granado del IBEX 35 e incluso su viaje de Estado a Lisboa para reunirse con su alcalde, que podría presidir Portugal en breve, para hablar de la política regional de la UE, han sido gestos que en política no pasan desapercibidos y, menos, internamente en el propio PSOE.
¿A que jugará esta vez Susana Díaz? es la pregunta que todos se hacen más allá de Despeñaperros. Aquí, en el sur, quienes la conocen tienen clara la respuesta: a lo que pueda y le dejen las circunstancias. De momento esperar a mayo, a ver qué sucede con las municipales y conocer cuáles son los resultados globales del partido.  Ella se ha sentado en la estación a esperar si puede subirse nuevamente al tren que dejó pasar, cuando todos la empujaban a hacerlo hace algo más de medio año, a por la Secretaría General. Que nadie dude que, si las circunstancias electorales son adversas a nivel federal para el PSOE, Susana Díaz picará billete y se subirá a la máquina del tren. Eso sí, antes, convocará elecciones autonómicas en Andalucía - o no- intentaría ganarlas y con ese pasaporte pelear en unas próximas primarias a la presidencia del Gobierno de España.
Mientras tanto, con un ojo en Madrid y con otro en Sevilla, Díaz intentará mantener la unidad de la potente agrupación andaluza que la apoya sin fisuras, sin abrir crisis provinciales de envergadura, incluso a costa de saltarse el Código Ético del partido como sucede en Almería con el alcalde de Albox, ex número cuatro de su dirección regional como Secretario de Ideas, imputado y camino del banquillo en vista oral próximamente. Un político socialista que con sus casi 200 viajes a Madrid y Sevilla, pagados con dinero público y sin justificar, ha dejado en pañales el caso del extremeño Monago con todos sus ingredientes.
Y al margen de este asunto, a la presidenta de la Junta, se le acumulan en la agenda las decisiones, transparentes y contundentes, acordes con su gran lema de gobierno: “tolerancia cero con la corrupción y caiga quien caiga”. 
Díaz tiene, a día de hoy, suficientes asuntos sobre su mesa como para demostrar que va en serio en su lucha contra la corrupción, la gran lacra que ha debilitado al socialismo español desde Andalucía. Que arremeta como ha hecho contra el dirigente de Podemos, Iñigo Errejón, a cuenta de su no presencia en la Universidad de Málaga donde estaba contratado, mientras mantiene en el cargo al Secretario de Universidades, Francisco Trigueros, imputado judicialmente, por una subvención de 15,5 millones para el edificio de una institución en Málaga que ya no existía, demuestra que las varas de medir  de la presidenta son distintas dependiendo a quien le afecte.
Que ante sus propias narices, por ejemplo, el presidente de una fundación, heredada de las antiguas cajas andaluzas, esté maniobrando jurídicamente para perpetuarse en una institución que maneja millonarios fondos de activos y pasivo, sacándola del control de las instituciones públicas, es uno de esos asuntos que se le pueden volver en contra muy pronto. Susana Díaz no debiera olvidar que sus “hermanos” ugetistas, a los que reclama la devolución de 15 millones a las arcas públicas, están en pie de guerra contra esa decisión del ejecutivo que podría conducir al sindicato a la banca rota o la quiebra técnica. De momento el lance, se asegura, se libra con veladas amenazas de papeles en los despachos. Como tampoco debe olvidar que, en el núcleo duro del gobierno regional del partido, tiene a personas con currículo y trayectoria. Alguna de ellas, de primer nivel, con historias documentadas en papeles que empiezan a circular de forma interesada y en tono también amenazante, como por ejemplo los suntuosos gastos de un conocido dirigente socialista con la tarjeta de crédito de una entidad financiera de la que fue vicepresidente ejecutivo durante años.
Pero siendo inquietantes esos apuntes que, con voluntad política tendrían rápida y plausible solución para la opinión pública, Susana Díaz se enfrenta a algo más letal como es seguir gestionado la herencia envenenada de “sus mayores”, esto es Manuel Chaves y, en menor medida, la de Pepe Griñán por inercia del anterior. En los juzgados andaluces se tramitan numerosas causas, no tan conocidas como los Eres o la Formación, pero cuyo resultado podría resultar casi tan explosivo como los de referencia. El denominado ´Caso Marismas´, cuarenta millones (europeos y autonómicos) que busca la Justicia en los regadíos de las Marismas del Guadalquivir, puede reportarle en breve desagradables sorpresas a la Presidenta de la Junta. Y es que, en la denominada “red clientelar” montada en estas tres décadas  por el socialismo andaluz, no solo han sido “clientes” hombres y mujeres merecedores de subvenciones o fondos de los expedientes de regulación de empleo; un número importante de empresas y empresarios, amigos también, han estado en la nómina del dinero público. Y ese sí que puede ser el cuerpo enorme del iceberg andaluz de la corrupción al que Susana Díaz deberá enfrentarse en estos meses venideros. Díaz no solo debe obtener un pasaporte electoral para optar a puestos más relevantes de la política nacional, también debe limpiar la casa antes de irse y predicar con el ejemplo.


PP-A: 

“EL POBRE JUANMA”


Conforme pasan los meses y se acercan las municipales crece la tensión interna en el PP andaluz, especialmente entre los alcaldes que ven peligrar sus mayorías absolutas en algunas capitales de provincia y ciudades más importantes de la comunidad andaluza. La mejora de la macroeconomía parece no llegar a los vecinos.  A pie de tajo las previsiones más pesimistas se están cumpliendo y el líder impuesto por Mariano Rajoy en febrero, Juanma Moreno Bonilla, - “pobre Juanmma” se oye a quienes le aprecian y aún le apoyan- no acaba de despegar pese a sus apariciones en la RTVA, los esfuerzos y los kilómetros recorridos por toda la geografía andaluza en su casi primer año de liderazgo como presidente y presumible candidato a la presidencia de la Junta.
La nominación digital del presidente nacional del PP, no conviene olvidarlo, fue contra el partido en Sevilla y, también, contra la Secretaria General Maria Dolores Cospedal que apoyaba al candidato de Juan Ignacio Zoido, José Luis Sanz, actualmente preimputado ante el Supremo en el conocido como ´Caso Tomares´ de donde es alcalde. (Ojo, un asunto del que parece que puede salir airoso, se asegura en el PP sevillano)
De todos los presidentes que la derecha ha tenido en Andalucia - el cordobés Antonio Hernández Mancha, el jienense Gabino Puche, o la gaditana Teófila Martinez - solo cuajó en el largo tiempo de permanencia el sevillano Javier Arenas Bocanegra quien logró, por vez primera, ganarle las elecciones al PSOE en 2012. 
Previamente durante años, el ex ministro de Trabajo y ex vicepresidente del Gobierno con Aznar, logró establecer en Sevilla un cuartel general del partido con un potente aparato de poder interno. Nada ni nadie se movía sin que Javier lo autorizase, rodeado de una guardia pretoriana incondicional, bien remunerada y, por tanto, muy unida a los designios del líder. Ese aparato se consolidó tras el nombramiento del gaditano Antonio Sanz Cabello en la Secretaria General, que sustituyó al periodista cordobés Juan Ojeda, demócrata de talante, hombre de diálogo, pactos y acuerdos con el PSOE en asuntos de verdadero calado. Arenas apostó por la confrontación, a cara de perro, y la estrategia le funcionó bien como se acabaría demostrando en las urnas. El caso Mercasevilla, causa de la que partió el Caso Eres, se convirtió en el estandarte casi único durante años de la derecha para desgastar al PSOE. Todo ello gracias al tesón investigador de la instructora Mercedes Alaya, con quien Juan Ignacio Zoido había coincidido en su etapa de Juez Decano de Sevilla y a la que, según distintas versiones, ayudó en algún problema disciplinario puntual.
Arenas, por tanto, concentró en manos sevillanas el aparato del partido y al resto de dirigentes provinciales los cameló con más boato que poder. Ahora una vicesecretaria, ahora un acta de diputado o senador, fueron los caramelos con los que se conformó el cuadro de dirigentes populares del resto de la región. Málaga fue quizás la única plaza en la que la contestación al centralismo sevillano de Arenas se hizo patente de vez en cuando. Los excelentes resultados del PP malagueño avalaban los tirones que, cada dos por tres, irritaban al aparato de Arenas en Sevilla. Mientras Arenas batallaba contra el PSOE a cuenta de la Ley de Cajas y el affaire de El Monte y la San Fernando de Sevilla o Cajasur en Córdoba, en Málaga su partido pactaba la paz interna en el Consejo de Unicaja a la limón con Braulio Medel y el PSOE. 
El fracaso del alcalde de Sevilla en la presidencia regional del PP durante un año, trajo consigo el cambio del recambio. Por vez primera en muchos años, desde Madrid, se maniobró descaradamente para imponer a un malagueño al frente del partido, Juanma Moreno, quien cuatro meses antes había dicho en el Congreso que ni muerto soñaba con liderar el PP andaluz. Y así fue como aterrizó Moreno Bonilla, avalado por la Vicepresidenta Saez de Santamaría y el jefe de Gabinete del Presidente del Gobierno Jorge Moragas, o lo que es lo mismo el mismísimo Mariano Rajoy. Arenas, que no estaba nada convencido, apostó también por el malagueño, pero porque con ese apoyo infringía una derrota interna a su vieja enemiga Cospedal, a Zoido que le había traicionado y al candidato de este José Luis Sanz. Además, en los cálculos de Arenas, seguro que contaba con el mantenimiento del control del aparato del partido, amén de la Delegada del Gobierno Mari Carmen Crespo, oriunda de Almeria, su provincia de adopción política.
Como suele ser habitual en la gestión de las herencias políticas, el heredero Bonilla pretendió volar solo, imprimir carácter a su gestión personal al frente del partido y, en definitiva, creerse de verdad que era él que mandaba. Nada más lejos de la realidad. Tras la elección de un equipo de dirección joven e inexperto, desarmado frente al aparato arenista que seguía intacto, Moreno Bonilla ha sentido el vacío a su alrededor. Infinidad de situaciones vividas así lo atestiguan, especialmente en la capital, donde no ha logrado penetrar y donde la hostilidad mediática sigue siendo más que evidente, especialmente en medios ideológicamente en la órbita del PP.
Abandonado desde Madrid por quienes le empujaron a Andalucia, dimitiendo de la Secretaría de Estado de Sanidad y Asuntos Sociales junto a Ana Mato, el presidente regional del PP-A ya es consciente de su soledad, de la que hablan y no paran sus detractores internos en Sevilla. Para colmo, su número dos como Secretaria General, Loles López Gabarro, tuvo que dejar el escaño para ocuparse de la alcaldía de Valverde del Camino (Huelva) en virtud de una sentencia del Constitucional que afectó a todos los parlamentarios que eran alcaldes. De tal forma que la cúpula de la dirección regional del partido quedaba fuera de las tapias del Parlamento de Andalucía, dejando el peso de la portavocía en el granadino Carlos Rojas, el único dirigente que con su trabajo riguroso y contundente desde la tribuna, ha logrado ganarse el respeto del resto de grupos políticos y medios de comunicación.
En este contexto solo una alcaldesa dejó su ayuntamiento para permanecer en su escaño en la vicepresidencia del Parlamento. Nacida en Sevilla y malagueña de adopción, Esperanza Oña, no se ha quedado en la cámara autonómica para hacer oposición al PSOE, limitándose a los 140 caracteres de su cuenta en Twitter. Su papel como integrante de la Mesa se lo impide y difícilmente en su partido Moreno Bonilla le permitirá sacar la cabeza. Pero todo apunta a que este mirlo blanco, ganadora de reiteradas mayorías absolutas en Fuengirola, es una mujer a la espera. A la espera de lo que suceda en las municipales de primavera de cuyos resultados Moreno Bonilla ha pretendido desmarcarse a priori, algo que evidentemente no logrará.
Así las cosas, el desánimo en la derecha andaluza cunde ante un líder regional tutelado  y controlado, incapaz de moverse con libertad de gestión y actuación. Un dirigente que, sistemáticamente, critica la corrupción de las filas del PSOE, pero que se ve imposibilitado para tomar decisiones cuando las imputaciones judiciales caen en su propio bando. El caso del Presidente del PP, de la Diputación de Almería y alcalde de Roquetas, Gabriel Amat, investigado por sus relaciones societarias familiares e imputado por el ´Caso La Fabriquilla´ por presunta prevaricación urbanística, es el asunto más llamativo de todos los que tiene sobre su mesa Juanma Moreno. ¿Logrará Bonilla quitar del escenario político electoral a Amat, conocido como el ´hermano mayor´de Javier Arenas? Esa, a la postre, será la prueba del algodón contra la corrupción más importante de un dirigente sumido en la soledad y del que sus amigos empiezan a llamarle “el pobre Juanma”. Ni siquiera un peso pesado del partido como Elias Bendodo, presidente de la Diputación y del PP de Málaga, nombrado por Bonilla “portavoz” de la dirección regional del partido, se ha prodigado en comparencias ante los medios. Definitivamente al “pobre Juanma” le han dejado más solo que la una.


IZQUIERDA UNIDA: 

VÍCTIMAS DE UNA PINZA

La coalición de izquierdas en Andalucía va camino de convertirse en víctima de una pinza electoral atrapada entre el PSOE y la formación Podemos. La coalición de gobierno que mantienen en la actual legislatura con el PSOE corre el riesgo, como ya sucedió con los andalucistas de Rojas Marcos, de que acabe fagocitando la personalidad política de IU-CA. Se trata de los posibles efectos del denominado abrazo del oso.
Los comunistas del PC, verdaderos artífices de la coalición sobre la que mandan, no contaban tras las últimas elecciones autonómicas con que las cosas iban a cambiar tanto y tan rápido en el panorama político  y  que al cabo de dos años iban a encontrase ante un cruce de caminos tremendamente arriesgado y peligroso para su supervivencia. Cuando decidieron apoyar un gobierno de izquierdas, con el PSOE en el puesto de mando de la Junta, lo hicieron para que no gobernase Javier Arenas y el PP. De haberse quedado en la oposición, dejando al PSOE gobernar en minoría y negociando puntuales apoyos, el fenómeno Podemos no les preocuparía tanto en la actualidad en Andalucía. Los despachos con moqueta y bandera les han dejado sin discurso.  Justificaron entonces que el pacto de gobierno se iba a sustentar en puntos concretos de su programa, en algo que inicialmente pareció un reparto de la tarta de poder sin más. En el ecuador de la legislatura, IU con tres consejerías en su poder, no puede presumir de haberle dado un vuelco a una forma de gobernar que sigue pareciéndose y mucho a la que ha venido manteniendo el PSOE en sus tres décadas de hegemonía, pero ahora sin recursos y con recortes. Habría que utilizar una lupa para determinar las aportaciones de IU al actual gobierno de la Junta, con unos socios que difícilmente le han permitido salirse del guión de la legalidad. El rifirrafe de la Corrala Utopía quedó en tablas, como también ha quedado en dique seco la bandera anticorrupción que durante años mantuvo bien alta la formación, primero con Julio Anguita, después con Luis Carlos Rejón  y Felipe Alcaraz. ¿Lo del Banco público? ya veremos.
El posibilismo del que viene haciendo gala Diego Valderas, ex coordinador general de IU y actual vicepresidente de la Junta, choca frontalmente con el espíritu que transmite quien le sucedió al frente de la coalición, el profesor de Latín Antonio Maillo.
El discurso de IU cuando las elecciones europeas le pareció a mucha gente como un gran monumento a la contradicción política. Mientras su cabeza de lista, Willy Meyer, se desgañitaba intentando vender que votar al PSOE era lo mismo que votar al PP, su partido compartía tres sillones en el consejo de Gobierno de la Junta junto a los socialistas. En ningún momento IU fue capaz de detectar que, a su izquierda, el fenómeno Podemos iba a pegar un buen bocado a su pastel electoral con graves consecuencias de futuro.
Tampoco contaba IU cuando formalizó el pacto con Pepe Griñán de presidente que la instrucción de los Eres se iba a llevar por delante a quien les garantizó lealtad institucional para el cumplimiento del pacto. Al cabo del tiempo no es que Susana Díaz no cumpla, pero a nadie se le escapa que los intereses políticos de la líder socialista son bien distintos de alguien que enfilaba el camino de vuelta de la política.
El irresistible ascenso demoscópico de Podemos, meses después, ha venido a poner muy complicada la estrategia de la izquierda tradicional andaluza con vistas al futuro. Quizás en ese contexto haya que interpretar los aspavientos de Maillo amenazando día si, día no, con revisar, consultando a las bases tras las municipales, la continuidad o no del acuerdo de gobierno. Sin olvidar que el sector más radical de la coalición, Diego Cañamero y Sánchez Gordillo, han tomado el petate y se han marchado a la búsqueda de nuevas aventuras en función de los aires que soplan por la izquierda contemporánea.
Para muchos ciudadanos, especialmente los votantes de IU, está resultando duro asimilar el papel de comparsa que se aprecia en el comportamiento de los consejeros comunistas, Diego Valderas, Elena Cortés y Rafael Rodriguez, presencia gubernamental que les ha conducido a abandonar la fría calle donde siempre estuvieron. La negativa de IU a aceptar una comisión de investigación del caso Formación, por ejemplo, choca frontalmente contra la histórica línea mantenida por la izquierda comunista en otros escándalos recientes. Una negativa que, sin duda, tenía como sustrato el papelón protagonizado en la otra comisión, la de los Eres, donde no acabó pasando absolutamente nada y donde nadie asumió ninguna responsabilidad política por lo ocurrido, que era de lo que se trataba.
Así las cosas, IU se encuentra en un territorio de indefinición permanente, desorientada y sin hoja de ruta. Por un lado comprometidos con un gobierno que poco o nada parece que les está aportando desde el punto de vista electoral. Y por otro con la irrupción de Podemos con unos postulados muy similares a los que históricamente defendió IU siendo oposición al socialismo andaluz. Ese es el escenario, quedarse en tierra de nadie y con un electorado  desorientado, cansado y harto del más de lo mismo.
Que IU intente presumir de haber atornillado, dentro de un orden, a los bancos con viviendas vacías - mientras Susana recibía y se retrataba con los banqueros en San Telmo- o que hayan apostado por la recuperación de la Memoria Histórica con el loable apoyo para desenterrar las fosas comunes de la guerra civil, no parecen elementos suficientes para implementar un programa de gobierno que, a día de hoy, demanda la sociedad andaluza, siendo el paro el principal problema.
Para colmo saben que romper el pacto de gobierno con el PSOE traería consigo un inmediato adelanto electoral por parte de Susana Díaz, todo ello en unas circunstancias, las actuales, que en poco o en nada beneficiaria electoralmente a la coalición de izquierdas en Andalucía. 




PODEMOS,UPyD, y PA: 

LOS QUE LLEGAN

Al margen de los tres grandes partidos que hoy mantienen escaños en el Parlamento de Andalucía, los sondeos conocidos últimamente aventuran la posibilidad de que nuevas formaciones puedan tener presencia en el viejo Hospital de las Cinco Llagas en el barrio de la Macarena de Sevilla, especialmente Podemos y UPyD.
Podemos en Andalucia no es un partido, es un sentimiento de rabia controlada, mantenido por un importante sector del electorado en frontal desacuerdo con el viejo refrán del “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Desde la premisa de que hacerlo peor es imposible por los que llevan décadas gobernando aquí y allá, muchos encuestados responden que votarán a la formación de Pablo Iglesias desde la indignación como ciudadanos y como demócratas. De ahí el éxito de la acuñación  del término “casta” donde se engloba más que a personas a una forma de hacer política de espaldas y muchas veces en contra de los ciudadanos.
El fenómeno Podemos, visto desde y en Andalucía, parece que corre el riesgo de quedarse en eso, en un desahogo demoscópico para amedrentar a la casta. Conforme pasan los días y se van conociendo quienes se están haciendo en las provincias con el liderazgo de Podemos, crece el desencanto ante lo que puede acabar pareciendo un club de rebotados de otras formaciones de la izquierda. En algún caso, incluso, hasta se observan discretos apoyos desde la derecha en lo que bien podría parecer un intento de dividir el voto progresista.
Podemos, por tanto, presenta apariencia de descontrol, donde los filtros no parecen funcionar como habían comprometido Iglesias y Monedero, dando la sensación de olla de grillos que podría acabar actuando como lo ha hecho la casta o peor. La falta de rigor en los censos para elegir a los líderes territoriales le ha hecho más daño a Podemos que los supuestos escándalos levantados contra Pablo Iglesias y su productora o a Iñigo Errejón y su puesto en la Universidad de Málaga. Sencillamente porque eso afecta a la esencia de la democracia de la que Podemos ha hecho bandera. Desde luego aún es pronto para poder analizar en profundidad en qué manos andaluzas ha puesto Podemos el futuro de su acción política en el el sur, pero los primeros síntomas sugieren que el fenómeno podría quedarse en eso, en un sentimiento que no se acabe materializando como herramienta de utilidad social para combatir la política- y los políticos- de toda la vida.
Por lo que respecta a UPyD, parece que podría lograr entrar en el Parlamento andaluz con uno o dos diputados. Incluso antes, en las municipales,  el conocido como “partido de Rosa Diez” podría obtener la llave de gobierno en algunos ayuntamientos andaluces.
Su jefe de filas regional, el abogado jerezano Martín de la Herrán, ejerce a tiempo parcial su liderazgo en tanto que, al no percibir remuneración alguna, mantiene su despacho profesional para garantizarse una fuente de ingresos.
Integrada por muchos profesionales liberales, la cualificada militancia andaluza de UPyD, es especialmente activa en las redes sociales, pero sus cuadros saben perfectamente que la simpatía electoral de los andaluces hacia el partido magenta proviene del efecto Rosa Diez y de la labor de sus más conocidos dirigentes en Madrid. La actividad pública  de UPyD Andalucia es escasa, o al menos con escasa o nula presencia en los medios, lo que cuestiona la efectividad de su política de comunicación; van a remolque de la actualidad en sus denuncias, desde luego lejos de la impronta que el partido mantiene a nivel estatal contra la corrupción. UPyD Andalucia fue el primer partido que tuvo en su poder documentación  sobre sonoros casos de presunta corrupción en Almería, sin embargo no movió un dedo para impulsar la acción de la Justicia y capitalizar  políticamente asuntos por los que han acabado imputados los alcaldes populares de El Ejido - donde UPyD tiene representación municipal- o Roquetas. Algo que conduce a dudar a mucha gente sobre posibles alianzas post electorales de UPyD , sospechándose  la existencia de mejor disposición a pactar con la derecha del PP que, llegado el caso, con las izquierdas.
En cuanto al nacionalismo andaluz, agrupado en las filas del Partido Andalucista, las expectativas electorales no son nada halagüeñas. Aquel partido que logró la proeza de cinco escaños en el Congreso a finales de los años 70, enfila 2015 como un año decisivo para su supervivencia como organización. Su alianza con el PSOE durante dos legislaturas, gestionando un par de consejerías en la Junta presidida por Chaves, resultó un pacto letal que lo acabó echando del Parlamento, manteniendo en la actualidad una presencia testimonial en ayuntamientos pequeños y medianos de la comunidad autónoma.

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