El Partido Popular no tienen
un problema en Andalucía por no tener proclamado candidato, ha afirmado rotunda
María Dolores Cospedal. Y tiene razón la SG del PP, porque en realidad tiene
dos, dos serios problemas sobre la mesa. El primero no tener candidato y el
segundo carecer de líder regional en el ejercicio pleno de sus funciones.
Habría un tercero y es que el PSOE le está marcando la agenda al PP, aunque no
lo reconocerán en público.
Mucho, quizás demasiado, está
aguantando la deprimida militancia del PP-A desde que, de la noche a la mañana,
Javier Arenas fue apeado del puente de mando, cediendo los trastos del partido
a Juan Ignacio Zoido, tras meses de cantadas victorias con mayorías
demoscópicas, inalcanzada en las urnas.
Una militancia y, sobre todo
unos cuadros, uniformados con la disciplina de partido, que en silencio asisten
a un espectáculo que dice poco, o muy poco, de la democracia interna del
partido en el que militan o trabajan. Máxime cuando día sí, día también, se oye
decir que Mariano Rajoy tiene, tendrá, la última palabra desde Madrid a la hora
de nombrar candidato del PP a la Junta. Aquí ni paripé de primarias ni nada,
dedazo y sin anestesia.
El actual presidente del partido
y alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, se ha convertido en prisionero de una
situación endiablada de la que no le dejan salir sucesos, adversarios, enemigos
y las circunstancias. Por un lado sabe que como no se tome en serio el gobierno
de Sevilla, puede dejar de ser alcalde el año que viene, previsiblemente tras
una reedición del bipartito de la Junta en Plaza Nueva, pero sin Rodrigo
Torrijos al que Alaya ha jubilado imputándole. La izquierda sube en las
encuestas. ( Portugal está ahí al lado, allí la izquierda llega con escoba, la
gestión de la crisis de la derecha la ha pagado cara en las urnas). Por otro, a
Zoido el destino le ha puesto enfrente a una – reconocen en privado- “excelente
candidata”, Susana Díaz, un mirlo blanco y sonriente que se ha estrenado como
lideresa con dos sonoros bofetones políticos a Zoido. Primero con el desnudo integral
de su gobierno en materia fiscal y patrimonial, algo que ha chirriado y mucho
en los escaños socialistas que, ya veremos si nos enseñan pronto lo que han
ganado sus parientas y sus parientes el año pasado. Parece que hay reticencias
al desnudo fiscal en el grupo parlamentario socialista. En el PP no es
imaginable un striptease similar, parece que les entra sarpullido; piensen lo
que quieran para justificar esa decisión tan poco transparente y adecuada ante
la que está cayendo, sobre todo en el PP con los sobre/sueldos repartidos por
Bárcenas. Pero la nueva princesa del socialismo español, Susana de Triana, se
ha impuesto a los suyos con gran autoridad, pidiéndoles un sobre esfuerzo,
mientras prepara la guinda a su vertiginoso ascenso, posiblemente para
noviembre, en un congreso extraordinario con la asunción de la SG del PSOE-A,
tras la jubilación orgánica de Pepe Griñán. (Por cierto, ¿qué habrá sentido
Griñán cuando ha escuchado a Chaves decir estos días que se equivocó con su
bicefalia, rota traumáticamente en un congreso extraordinario y a cara de perro?)
El otro revés político al jefe
de filas del PP se ha producido en Málaga y se lo ha servido en bandeja a la
presienta la consejera comunista de
Fomento, Elena Cortés. Ha llegado Susana Díaz y de la mano del alcalde, Paco de
la Torre, han cerrado el enquistado soterramiento de un tramo importante del
metro de la capital de la Costa del Sol.
No ha sido casualidad la
elección de Málaga como escenario para demostrar la prometida voluntad de diálogo
de Díaz, desde el pragmatismo y el rigor del consenso que requieren las
cuestiones de verdadero interés general. Todo ello sucede cuando en Sevilla, la
Junta, le acaba de aislar e incomunicar al alcalde Zoido la, en otro tiempo
denostada, “Torre Pelli” (también llamada Torre Pulido), dejándola sin puente
de acceso de vehículos desde el casco urbano. En Málaga quedaba pues resuelto
un viejo y enconado contencioso tras numerosas reuniones técnicas y políticas
entre ambas administraciones. Precisamente Málaga, la provincia donde el PP se
muestra más rebelde, con voz propia, frente a la presidencia del partido
regional en Sevilla personalizada en Zoido.
ZOIDO AL TELÉFONO
Las cosas, por tanto, no se le
están poniendo fácil a Juan Ignacio Zoido, que pasa los días y las noches con
una oreja al teléfono con Cospedal y con la otra intentando escuchar a los
sevillanos y a los populares andaluces. Ya ni tuitea. Le tuitean más bien.
En privado, destacados cuadros
del PP del entorno ´zoidista´, no ocultan las dificultades – “lo complicado que
está siendo todo para el pobre de Juan Ignacio”- por las que atraviesa el líder
interino de la derecha andaluza. Y cuentan que no da para más, que no para, que
está a punto del bloqueo físico y mental, que ha engordado más de la cuenta, que
el Parlamento es más duro que antes y las cosas no funcionan todo lo bien que
debieran en el Ayuntamiento de Sevilla. Para colmo, internamente, le están
lanzando un pulso a cuenta de quien deba ser el candidato o candidata a la
Junta.
Echando la vista atrás, hasta
por lo menos el mes de junio en el que Griñán decidió la espantá al saber del
empitonamiento de Alaya en el caso de los Eres, el PP tan solo ha movido ficha
para debatir internamente, ampliamente publicitado, si proclama el candidato
ahora o un cuarto de hora antes de que empiece la campaña electoral autonómica.
Parece que definitivamente será ahora, antes de que acabe el año, tal y como
pedían los malagueños. El protagonismo de este tiempo lo ha tenido ese debate
sobre el calendario, amén de su larga, monótona y cansina ofensiva con el caso
Eres al que exprimen más y más, creyendo que tras lo de Griñán y Chaves aún
queda jugo de rentabilidad política que extraer. Sin embargo, el escándalo de la UGT ni lo han olido y van
a rebufo de la prensa, como en los viejos tiempos. El juez Zoido no se ha dado
cuenta todavía que al limón judicial de los Eres tan solo le queda la cáscara
y, en palabras de un alto funcionario judicial andaluz, cuando comience la
vista y se vean los reparos y peticiones de nulidades por prescripciones que
plantearán las defensas, “el asunto Eres se puede quedar en ná”. JIZ debiera
saber que poco más va a sacar de los Eres, salvo correr el riego de verse
políticamente salpicado por los posibles reveses que sufra el proceso, el
primero de los cuales ha beneficiado a la familia de la ministra Báñez y a
otros empresarios en la pieza de Mercasevilla por haber prescrito. El segundo
inmediatamente después, al oponerse la Fiscalía a un trato de favor de la Juez
hacia una imputada, ex asesora de Empleo. En estos días hay quien recuerda, a
propósito de la instrucción de los Eres, que Baltasar Garzón fue un afamado y
valiente juez, pero al mismo tiempo fue también un pésimo instructor.
En estos meses, mientras el
agua hervía a medio gas en los fogones populares a cuenta de la nueva etapa
política que se abría en Andalucía, tan solo sonaron nombres y más nombres de
posibles candidatos. Se han barajado tantos que, obviamente, entre ellos está
el futuro elegido o la futura elegida o mejor los futuros nominados
digitalmente. En cualquier caso eso demuestra que el PP andaluz tiene gente en
el banquillo, faltaría más. Pero nadie, ninguno de los rumoreados, ha osado dar
un paso al frente. En todo caso, alguno, ha activado sus resortes de presión a
través de la correspondiente tribu interna del partido.
¿QUIÉN SERÁ?
Donde parece que permanece
atrancada la cuestión es, por tanto, en la respuesta a la pregunta, ¿quién será
el candidato o candidata a la Junta? O lo que es lo mismo, ¿quién tomará las
riendas del primer partido en Andalucía en el futuro inmediato?
La respuesta encierra muchas
claves de lo que parece que está sucediendo estos días en los cuartos oscuros
del PP andaluz, el partido que ganó pero
que se quedó a cinco escaños de poder formar gobierno en solitario.
En el PP-A ha pasado
exactamente lo mismo que ha sucedido en el PSOE-A. Nombrar sucesores o herederos
en política suele incluir en el lote de la herencia una dosis letal de
autoafirmación con la que se acaba matando al padre. Le pasó Pepe Griñán con Manolo Chaves y le ha sucedido
a Juan Ignacio Zoido con Javier Arenas.
Zoido, que ganó unas
elecciones barriendo en Sevilla al PSOE e IU, mantiene una fluida y excelente
relación con María Dolores Cospedal, eterna enemiga interna del antaño todopoderoso
Javier Arenas. Una relación personal y política de la que Zoido ha presumido
sin ocultarse desde que su invitada VIP ´Maricospe´ se puso la mantilla un
Jueves Santo en Sevilla.
De tal forma que Arenas, en
silencio y apoyado por sus escasas terminales
fieles en algunas provincias, con intereses diversos y cruzados, se asegura que
le está moviendo y bastante el patio al tándem formado por Cospedal y Zoido en
Andalucía.
Tras su aparición estelar en
el caso Bárcenas, Javier Arenas, ha sentido por vez primera en muchos años,
desde que lideró el PDP, el vacío a su alrededor, asomado al precipicio de la
Audiencia Nacional; la soledad del niño castigado en silencio y de cara a la
pared, arrepentido de haber sido malo, pero sobre todo de haber sido torpe, él
que siempre ha brillado por su habilidad en los trueques y cambalaches. El
mismo que lava su honor con querellas que anuncia y que nunca presenta o gana.
El cacique de la derecha que criticaba a los caciques de la izquierda. De ahí
su reacción in extremis por intentar una lampedusiana operación consistente en
volver a controlar el partido en Andalucía, donde cree que hallará el apoyo
defensivo que le han retirado últimamente tantos desmemoriados en el PP. En el
fondo, Arenas, al final de su carrera política ha pasado de ser verdugo a víctima.
Ahora es él el que ha quedado arrumbado en la cuneta; pocos le miran cuando
pasan, mientras él sigue lamiéndose las heridas intentando reintegrarse a la
senda. En su bolsillo aún lleva una moneda que conoce bien, arrumbar al que ya
no le sirve, una forma de pago que ha usado mucho durante sus treinta años de
actividad política. Ahora le ha tocado a él cobrar el cambio con esa vieja
divisa. Muchos paseantes creen, por cierto, que entre él y Bárcenas había algo
más que una buena amistad por jugar al pádel juntos. Cierto, asegura alguien
que estuvo cercano al grupo del pádel marbellero. Lo de ambos era una relación casi
fraternal que para muchos le ha convertido en un político contaminado, un
apestado para otros.
Un militante del PP, con
familiares en cargos de responsabilidad del partido, me aseguraba crípticamente
que son fundamentalmente dos los presidentes provinciales los que están dando
más guerra a Zoido por lo del candidato: “Uno que aún tiene cosas por demostrar
y el otro ya las ha demostrado”. Una clara referencia al joven Elías Bendodo,
presidente de la Diputación y del PP de Málaga y a Antonio Sanz, el hombre que
Arenas hubiese querido dejar al frente de la Secretaría General andaluza, pero
Zoido y Cospedal no aceptaron bajo ningún concepto al hombre de Arenas. Sanz,
ha argumentado a posteriori, tampoco hubiese aceptado seguir. Actualmente se ha atrincherado en la presidencia del PP de
Cádiz, manteniendo distancia con el inquilino de su antiguo despacho de SG en la
calle San Fernando y, desde luego, de Zoido.
El resto de presidentes
provinciales en Córdoba, Huelva, Jaén, Granada y Sevilla están a lo que diga
Juan Ignacio y la jefa Cospedal. Almería, el feudo adoptivo de Arenas, dicen
que también está con lo que mande Zoido, pero al presidente del partido allí,
Gabriel Amat, no le debe quedar mucho tiempo disponible para pensar en estas
estrategias, de tanto atender últimamente a policías judiciales que le manda la
Fiscalía del TSJA, la misma que desde
hace meses le investiga a fondo en su gestión pública. Precisamente Amat es el
presidente del Comité Electoral regional del partido, un órgano que, llegado el
caso, algo tendrá que decir en el asunto del candidato, el tema que divide y
preocupa hoy a los populares andaluces.
Pero, ¿en qué punto está el
enconamiento o atranque en lo del candidato?. Esa puede ser la pregunta del
millón de dólares en tanto que nadie, con conocimiento de causa y como actores
principales de la batalla que se libra, abre la boca para comentar nada. Señal
inequívoca de que las espadas siguen en alto, que no se han enfundado tras la
interparlamentaria en Jaén, donde solo se ha concretado que hay que nombrar
nuevo líder y cuanto antes.
-MÁLAGA Y CÁDIZ
Vía libre por lo tanto a las
especulaciones más diversas, destacando una que quizás ofrezca mayor
credibilidad que otras, la que apunta a cierto enfrentamiento del PP de Málaga
con la presidencia del partido en Sevilla; alienándose el PP de Cádiz con los
malagueños que pretenden situar en los carteles y al frente del partido a un
hombre suyo: Juanma Moreno Bonilla, actual número dos de Ana Mato en Sanidad.
Joven promesa situada en el círculo político más íntimo de Arenas. Y si Juanma
Moreno se resiste a bajar a Andalucía como Miguel Arias Cañete o Fátima Báñez, quedaría la opción Bendodo,
el segundo malagueño mejor posicionado. (Esperanza Oña está con Zoido y
callada)
Por su parte, Zoido y
Cospedal, parece que tienen claro su candidato, que desde luego no es Moreno
Bonilla. Es uno de perfil muy definido dada la situación política y, sobre
todo, las expectativas electorales que se prevén en Andalucía ante el desgaste
brutal del PP en todo el país, especialmente por como está gestionando la crisis
en contra de las clases populares más desprotegidas.
En pocas palabras, el PP es consciente
de que no volverá a disfrutar a medio plazo del calor de victoria que le
precedió el 25 de marzo de 2012, cuando ganó las elecciones en Andalucía. El
perfil del candidato que elijan debe reunir la cualidad de poder ejercer con
garantías como presidente de la Junta llegado el caso y si se produjese un
milagro, pero sobre todo que ejerza como jefe de la oposición y gestor de una
nueva travesía del desierto al frente de lo que quede del partido. Alguien,
además, de la plena confianza de Zoido, esto es de Cospedal. Y ese perfil, a
juicio de uno y otra, lo tiene el actual Secretario General del partido, José
Luis Sanz, un hombre serio, tranquilo y centrado. Cualidades que no le vendrían
mal a un PP nervioso, tenso, en muchos sitios escorado a la derecha extrema y también rodeado de negras sotanas. Si por lo
menos se acercaran a la sotana blanca de Francisco… “Ah, pero entonces dejaríamos
de ser de derechas”, añade un agnóstico del PP.
Publicado en AndalucesDiario el 4 de octubre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario