La
prensa dominical, los grandes periódicos, destacan hoy domingo en
sus ediciones nacionales la posibilidad de que José Antonio Griñán
se pueda convertir en el sustituto de Alfredo Pérez Rubalcaba al
frente de la Secretaría General del PSOE.
La noticia en las
portadas, más o menos aderezada con cuatro ambigüedades propiciadas
por el propio presidente de la Junta, lo único que confirma es que
el batacazo electoral gallego y vasco ha removido en serio los
cimientos del partido. Las luces de alarma máxima se han encendido
por todos lados y se ha colocado a Pérez Rubalcaba en una complicada
situación como líder del socialismo español. Otra cosa bien
distinta es que las derrotas del norte puedan llevar a Griñán a
dejar ( o compatibilizar) la política regional para instarse en
Ferraz, al frente del partido. Hacer lo que hace la tan criticada
María Dolores de Cospedal en el PP.
Griñán,
ciertamente, goza hoy en día de una situación política de
privilegio como dirigente del PSOE, al ser el único líder que
preside una comunidad autónoma de peso y ser un secretario general
territorial capaz de influir en el 25% del partido. No en vano la
agrupación andaluza es la más numerosa en cuanto al número de
delegados aportados al congreso federal. Fue, además, la agrupación
que permitió a Rubalcaba ser elegido SG del partido, merced a un
puñado de votos - 22- que se le escaparon a Carme Chacón ( apoyada
por Griñán), en virtud de disensiones interna de algunas
provincias en manos, entonces, del viejo aparato andaluz - Chaves,
Pizarro y Zarrías- que apoyaron abiertamente a Rubalcaba y se enfrentaron
a Chacón/ Griñán.
La
ambigüedad de Pepe Griñán a la hora de responder a las preguntas
sobre un posible golpe de mano contra la actual dirección federal,
se asegura que ha puesto de los nervios a la vieja guardia donde
crece la preocupación por la fragilidad del partido. Y eso que todos fijan el estallido de la crisis para después de las catalanas, donde se prevé otro naufragio
electoral del PSOE, con el PSC como mascarón de proa. Para muchos de ellos
Griñán es bastante previsible siempre: le gusta meterse en los charcos, sin botas de agua.
Pero preocupantes, por imprevisibles, son quiénes le rodean, los
denominados despectivamente como “griñaninis”. Una nueva
casta de cuadros del socialismo andaluz cuyo denominador común es
que todos fueron alevines en las JJSS, aprendices de aparato y estrechos
colaboradores de ilustres aparatistas, mamando todo lo que hoy saben en los pechos de la
vieja guardia. Realmente los temores que no ocultan
en Ferraz van más bien por las personas que influyen en Griñán, en concreto
Mario Jiménez y Susana Díaz, a los que se ve con recelos ya que se
les considera muy ambiciosos, duros “y con muchas prisas”. Han sido,
además, el brazo ejecutor de una política de tabla rasa contra los
discrepantes en el PSOE-A.
No
hay que ser militante del PSOE para darse cuenta del error que
supondría ese ascenso de Griñán; basta con ser un simple
observador de la actualidad política para concluir que la hipótesis
de convertir a Griñán en una especie de Cospedal, es una auténtica
barbaridad; sería, según muchos, el suicidio electoral definitivo
del socialismo andaluz. También una tomadura de pelo a los electores
del PSOE, de la misma forma que sucedió entre los votantes del PP
con la volatilización política de Arenas tras el 25M.
Algo
que los socialistas han criticado en aquellas ocasiones que el PP se
lo ha puesto en bandeja. Así sucedió en el caso de la segunda tocata y
fuga Javier Arenas, convertido últimamente en un figurante
electoral más junto a Rajoy en Galicia, País Vasco o Cataluña.
Parece,
por tanto, bastante inviable que Griñán y el PSOEA dejen a su
electorado, una vez más, huérfano de liderazgo, tal y como sucedió
cuando se marchó a Madrid Manolo Chaves (Y eso que este se iba de
Vicepresidente 3º del Gobierno). Además, Griñán no conoce ni las
tripas del partido ni nunca demostró que le interesase cómo
funciona una Casa del Pueblo. Tampoco es diputado en el Congreso, lo
que en cierta medida le invalida para ser adversario de referencia de
Mariano Rajoy. En fin, que el rumor o la hipótesis de trabajo del
asalto a Ferraz, del que hoy hablan los periódicos, está más cerca de la
política ficción que otra cosa. Claro que, también el presidente
podría haber perdido la brújula de navegar. Aunque bien mirado, no convendría
perder de vista unos movimientos tácticos internos que más bien
pueden ir encaminados a recomponer una dirección que ganó por solo
22 votos hace unos meses. Ahí sí que encaja la ambigüedad de las
respuestas actuales de Griñán, jugando en el equipo de siempre con Carme Chacón. Lo
de asumir la secretaría general del PSOE no se lo cree, en serio, ni
el propio Pepe Griñán.
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