Las
aguas revueltas en el PP andaluz han dejado las crónicas de los más
notables analistas políticos, para adquirir carta de naturaleza
oficial tras el paso ayer de la Sra Cospedal por Málaga. La historia
es bien sencilla y se veía venir desde antes del verano: hay quien
tiene prisas en el PP por nominar candidato a la Junta para 2016,
dado que JIZ ya ha dicho que su prioridad política es Sevilla, como
alcalde que pretende la reelección. En el fondo, subyace en esta
cuestión una perversa lectura política: a la derecha le hace falta
un líder o lideresa, una referencia al frente del PP andaluz, que les
conduzca a ganar en 2016 o antes. (Muy torpe sería Griñan no
adelantando elecciones si observa debilidad del antaño poderoso
adversario PP).
Mucha
culpa de que no haya cuajado aún el liderazgo regional de JIZ la
tiene Javier Arenas. Entre otras cosas por gestos como su reciente foto “de
estado” con Griñán, según quienes critican sus interferencias.
Pero no la única. Impulsar a Antonio Sanz a controlar el partido en
Cadiz como presidente “ha sido interpretado como una agresión” a
la nueva dirección, en palabras de alguien del PP que conoce las
interioridades de la trifulca.
Allí
en Málaga, Cospedal, ha dicho también que “No
saben de lo que están hablando aquellos que se refieren a la
provisionalidad [de Zoido], y que hay alguien que ya no está en el
PP andaluz ejerciendo la presidencia y que vaya a volver a estar”,
espetó en un acto al que acudió a arropar a la alcaldesa de
Fuengirola, Esperanza Oña, según cuenta hoy el diario El País.
Incluso
la reciente foto en la sede del Parlamento proyectando diálogo en
las alturas, entre Griñán y Arenas, con un Zoido ausente de la
instantánea, no ha gustado a la Sra Cospedal que advierte sobre
estos errores: “Se equivocan quienes tienen la intención de
hacerle el juego a los que gobiernan en Andalucía y se dan
palmaditas olvidándose de tiempos pasados” afirmó en una clara
referencia a la famosa imagen. Y para que no hubiese dudas, acabó
sentenciando que el liderazgo de JIZ es “inapelable, magnífico e
incuestionable”.
Las
cortas estancias politicas de Javier Arenas en Andalucía, por lo que
se ver, tienen su efecto mediático y político.
También
se ha sabido en estos días que fue la propia Cospedal la que
apadrinó a JIZ para liderar el PP de Andalucia. Justo se creía que
fue lo contrario, que Arenas le había nombrado sucesor. Una
revelación que deja en el aire algunas incógnitas, algunas
relacionadas con una supuestamente sólida relación de amistad
personal y lealtad política entre Arenas y Zoido.
Mientras
la tormenta se cierne sobre el primer partido de Andalucía, sus
máximos dirigentes, Zoido y Jose Luis Sanz, parecen inmovilizados,
haciendo política en el alambre, siempre desde la capital y sin saber por
donde dirigir sus pasos a la hora de controlar el partido desde
Huelva hasta Almería.
Se
están atrincherando excesivamente en Sevilla, porque ese es el
problema, pretender gobernar Andalucía desde un despacho de la
capital. Sobre todo cuando los cuadros del
PP estaban muy habituados al "corre
caminos" de Javier Arenas. Que no
aportaba gran cosa, pero por lo menos daba abrazos, apretones y muchos
ánimos, a los cuadros del partido en todos los rincones de
Andalucía.
Zoido
es un presidente más distante, por necesidad quizás,
fundamentalmente porque es un tipo responsable que no quiere
defraudar a los sevillanos que confiaron en él como alcalde frente al ausente Monteseirín. Y no
puede dividirse en dos o en tres al mismo tiempo. Otra cosa bien
distinta es su Secretario General, José Luis Sanz, alguien que también mantiene una
alcaldía, más modesta y que está teniendo complicado igualar a su
predecesor Antonio Sanz en hiperactividad concentrada en el
funcionamiento de aparato del partido. Esa es al menos una de las criticas que
se oyen contra el actual Sanz, especialmente en el Oriente popular.
“A estas alturas Jose Luis tendría que haber visitado las siete
provincias y haber tomado contacto con el partido, cosa que no ha
hecho porque no puede con tanto trabajo que se ha echado encima” añade uno de sus amigos
en el PP.
Pasadas
las elecciones gallegas, las más importantes en clave interna
popular, algunas voces empiezan a hacer ruido por Andalucía pidiendo
que se nomine un candidato. (Dicen que los hay a porrillo) Hay quien
ve, en algunos casos, a quienes antes mandaban con Arenas en la
presidencia moviéndole el patio al alcalde de Sevilla. JIZ sigue en
lo suyo, sin hacer caso aparente a la marejada que empieza a
rodearle. En el PSOE miran expectantes a cómo estos síntomas de
tensión interna puede transformarse en una crisis de envergadura, que
debilite un partido que parecía sólido y que a punto estuvo de
conquistar la Junta de Andalucía.
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