¿Qué le ha faltado al Presidente de la Junta y Secretario General del PSOE-A para evitar que en dos meses Andalucía se quede sin las cajas de Granada y Córdoba ?
La adjudicación de Caja Sur en subasta a la BBK vasca va camino de convertirse en la principal crisis, con el consiguiente desgaste político incorporado, del actual Presidente de la Junta desde que asumiese el mando del gobierno andaluz.
Lo sucedido con la caja cordobesa, que como bien recuerda una lectora en el anterior Post, pagará a partir de ahora sus impuestos en Euskadi y no en Andalucía, reúne tantos ingredientes que bueno será echar mano de la memoria para ponerlos en valor político y de actualidad.
La primera conclusión a la que se llega, visto lo visto, es que la Iglesia, el Cabildo de Córdoba y el canónigo Rafael Gómez Sierra, a pesar de haber hecho un descosido considerable en el sistema financiero andaluz con su decisión de entregar la caja al Banco de España y no fusionarla con Unicaja, han obtenido mejor resultado para los intereses de la Iglesia que si la fusión se hubiese materializado con Unicaja. Obras (Social) son amores. Tampoco conviene olvidar que los directivos de la BBK, que se distinguen por una gestión pragmática y muy profesional del negocio bancario, al margen de los políticos del PNV que controlan la entidad, no son tan torpes como para desprenderse del apoyo de quiénes han sido los dueños de la entidad hasta hace pocas semanas y siendo parte fundamental de su historia.
Habría que retrotraerse algunos años, hasta la guerra de Maleni con “el cura” y el posterior “Pacto de Santa Lucia”, en el que el entonces consejero de Economía y Vicepresidente de Manuel Chaves arregló en un “plís plás” el enconado asunto de Caja Sur con el nuevo - entonces- obispo de Córdoba Monseñor Asenjo. La Iglesia Católica, su Obispo en Córdoba, entregaba la cabeza del canónigo Miguel Castillejo en bandeja de plata a Chaves y Caja Sur volvía al redil de la Junta de la que logró zafarse Castillejo gracias a una operación jurídico legal de largo alcance y el amparo del gobierno Aznar que le echó un cable.
Griñán, diputado por Córdoba , tiene añadida una cuota de supuesto conocimiento directo del problema de la caja de Córdoba que, ahora que se la han llevado legalmente, le convierten en una de las pocas personas con autoridad y conocimiento como para explicar a los andaluces qué ha pasado.
Porque nadie entiende lo sucedido para que esta trepidante película tenga este final.
Claro que se comprende que la oferta vasca era mucho mejor y mas barata para el FROB y que los puestos de trabajo quedan, aparentemente salvados porque no habrá solapamiento. (Otra cosa es que los de la BBK llevan este negocio con menos personal y Caja Sur tiene un pedazo de plantilla, pero esa será otra cuestión).
La operación del BE ha sido indiscutida, limpia, técnicamente correcta y para la misma ha pedido respeto, como no podía ser de otra manera, el consejero de Innovación. Pero, insisto, esta no parece que sea la cuestión.
El problema, políticamente hablando, se resume en lo siguiente. Griñán, tras el pacto de Santa Lucía entabló una relación de amistad personal con el hoy Obispo de Sevilla y, por tanto, se supone que un importante nivel de interlocución con la Iglesia. Es Griñán el jefe político directo de los presidentes de Unicaja Braulio Medel, Cajasol Antonio Pulido y Antonio Jara en Caja Granada. Excepcionalmente, en este tema, no ha tenido al PP y a Javier Arenas enfrente, al menos a la vista de todos. Más bien parece que todo lo contrario, especialmente tras los acuerdos Zapatero Rajoy en la materia de cajas.
Cabe pues preguntarse qué es lo que le ha faltado al presidente Griñán para que Andalucía no pierda en pocos meses la mitad de sus cajas. La que primero voló a Madrid fue la de Granada, mediante una fusión fría en la que aparece como comparsa de un conglomerado donde mantiene escasamente el 20%. Y ahora Caja Sur por la vía de la subasta.
Dentro del propio partido socialista ya empiezan a escucharse voces “muy preocupadas por esta situación” y muchas de ellas localizadas entre quienes antes de entronizar a Griñán como líder influían y mandaban en el PSOE-A.
De momento las criticas al presidente lo son por elevación, pero dirigidas a dos de sus pilares fundamentales, Antonio Avila en el Gobierno y Rafael Velasco en el partido del que recuerdan “es de Córdoba”. A ellos y a Rodríguez Zapatero, al que culpan de haberle gastado una buena trastada al partido en Andalucía dejando que CajaSur se la quede la “Bilbao Bizkaia Kutxa”.
Es evidente pues la debilidad política que empieza a envolver al sucesor de Manuel Chaves en la Junta, ofreciendo síntomas de liderazgo a media jornada, solo cuando firma en el Boja sentado en la Casa Rosa.
Sabe ya Griñan que en el propio partido han comenzado a detectarse movimientos inquietantes dirigidos por sombras del pasado para control de algunas agrupaciones “descarriadas” como las de Almería, Cádiz o Granada. Cuentan incluso que antiguos enemigos han vuelto a hablarse y escribirse y, todos, están “contra la política” del secretario general y presidente, que no contra Pepe Griñán... de momento.
Ah, la comunicación del gobierno ha mejorado en estos meses, pero solo en la Web del Potavoz. De puertas afuera Griñan no transmite mensajes, proyecta como siempre debilidad. Está claro que el bueno de Perez Iruela no tenía toda la culpa.
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