El lunes 19 de octubre, pasadas las nueve y media de la noche, un grupo de once personas irrumpían en un conocido restaurante de tapas en la concurrida Plaza de Cuba de Sevilla. Todos tienen un denominador común: forman parte de la actual Junta Directiva del Real e Ilustre Colegio de Médicos de Sevilla. En la barra, dos hombres que peinan canas, también médicos, uno de ellos de no mucha estatura, charlan y toman algo mientras esperan a otro grupo de compañeros para una reunión en un reservado interior, convocada para las diez de la noche. La reunión tiene como objetivo empezar a perfilar una candidatura alternativa en las elecciones de finales de noviembre al Colegio de Médicos de Sevilla.
Lidera la directiva Colegial que acaba de llegar al restaurante su presidente, Carlos Javier González-Vilardell Urbano, al que acompañan entre otros el vicepresidente 1º, el 2º, Secretario General, Gerente, Director de la Fundación, Asesor Jurídico y la Jefa de Comunicación, además de la esposa del presidente. Era, nada más y nada menos, que la plana mayor del Colegio de Médicos de Sevilla, como se verá constituida esa noche en un comando de la Autoridad Colegial dentro de un singular territorio de cuchillos y tenedores. Nada más llegar González-Vilardell se dirigió a a uno de los dos hombres de la barra y, en tono exigente, le pidió parlamentar:
-¡Me quieres buscar la ruina, quieres acabar con mi Carrera y no te lo voy a permitir¡ ¡Tú que coño te has creído!
Se oyeron frases parecidas o similares que, desde luego, no parecieron un saludo cordial entre compañeros de profesión, galenos de renombrado prestigio en la sociedad sevillana. Los camareros del local notaron que algo raro iba a pasar y pegaron oreja.
-”Eres un mentiroso Isacio”, dicen que dijo la esposa del presidente en tono bastante elevado.
Isacio Siguero Zurdo, ex presidente del Colegio de Médicos de Sevilla, ex presidente del Consejo General y miembro del Instituto Oftalmológico de Andalucía, cuenta que ante un momento tan tenso, invitó al presidente a pasar al reservado y poder charlar sin los parroquianos del bar como testigos de la escandalera que iba creciendo en tono y violencia verbal. Y así fue.
Cuenta que pasaron al interior Siguero y el grupo de once miembros de la dirección del Colegio y que nada más entrar le ordenó González Vilardell:
-¡Siéntate Isacio!
-No me siento Carlos y a mí nadie me da órdenes y menos tú.
El también médico Miguel del Pozo, que acompañaba a Siguero en la espera, es el único apoyo moral con que cuenta quien se siente “acosado, agredido, intimidado y amenazado”. Hubo momentos, dice, en los que el cuerpo a cuerpo entre el líder del grupo y el acorralado ex presidente llegó a los tres centímetros de distancia. El ambiente se cortaba con un cuchillo. Siguero quiere marcharse, llegó a pensar que la violencia física era inminente a la vista de la bronca y las increpaciones que recibía. Sabía, además, que no podía exponer su maltrecho corazón a tanta tensión. Ya le ha dado algún susto serio hace año y medio.
-Me voy. ¡Dejadme salir, que me marcho!
-¡Tú no te vas de aquí!, y le cortaron el paso.
Dijo uno de los vicepresidentes en pleno ejercicio de su Autoridad colegial en la rebotica del “Jose Luis” de Plaza Cuba.
-¡Cómo que no me voy!, llamo a la policía de inmediato y os denuncio por secuestro y retención ilegal.
Ante el griterío, ha contado el propio Siguero a petición del cronista de la misma forma que preguntó sobre el incidente al presidente Glez-Vilardell, entraron al reservado el grupo convocado para la reunión que se iba a celebrar a las 10. Aquello tuvo que parecer algo así como el camarote de los Marx, pero con más tensión y más mala leche.
El presidente del Colegio es parco y huidizo a la hora de dar detalles sobre este incidente cuando le pregunto por lo sucedido. Pienso que quizás haya llegado a la conclusión de que aquel chusco incidente público, con tanta violencia verbal desplegada en un acto de autoridad institucional, no sea algo que uno hace para sentirse orgulloso después. Ni siquiera admitió su enfrentamiento con el anterior presidente, su ex amigo y socio en el Instituto Oftalmológico, Isacio Siguero:
-”Yo de Isacio no voy a hablar.”
De hecho, el presidente se limita a justificar aquel sucedido como un acto institucional, dentro de las facultades que le confieren a la directiva los estatutos del Colegio. Vilardell reconoció que, efectivamente, acudieron a encontrarse con un sujeto, Gustavo N. que, (no he confirmado si esa misma mañana, en cualquier caso previamente), había intentado supuestamente chantajearle a él como presidente del Colegio en presencia de parte de su Junta Directiva y en la propia sede colegial. Se trataba del hijo del dueño de una Correduría de Seguros de Madrid cuya pretensión era hacerse con la póliza que corre con la responsabilidad civil de los ocho mil médicos colegiados en Sevilla, estimada aproximadamente entorno a los dos millones de euros anuales. Desde hace años esa póliza esta gestionada por la Agrupación Mutua Aseguradora (AMA) presidida por Diego Murillo, buen amigo de ilustres ex ministros sanitarios del PP como Romay Becaría y Ana Pastor.
El tipo en cuestión, según Glez Vilardell, tiene una singular forma de vender su producto. Además de tutear al presidente dice que le amenaza con una campaña de prensa si no le quita la póliza a la Aseguradora AMA y se la da a él. Y además, pretende que contraten a una de sus empresas para la gestión del Colegio de Médicos en los próximos cuatro años. Y que si no atendía a las demandas planteadas por esta especie de “Billy el niño”, pues le montaría una candidatura alternativa para las elecciones de finales de noviembre y una campaña de desprestigio en prensa con su gestión y su persona.
-Presidente,- le pregunto- ¿le dijo qué medios de comunicación pensaba comprar para desprestigiarle con esa campaña?
-No, no, solo habló de una campaña de prensa, algo que, dijo, ya hicieron y les salió bien en el Colegio de de Médicos de Madrid tumbando al anterior presidente.
El detalle de esta reunión con supuestos chantajes y amenazas a la Autoridad del Colegio de Médicos figura, negro sobre blanco, en un escrito de denuncia presentado por el presidente del Colegio ante el Comisario Provincial de Policía de Sevilla, Juan José Rojo, a quien se dirigieron en primera instancia para denunciar las supuestas amenazas y chantaje.
Una semana después y solo cuarenta y ocho horas antes de que se cerrase el plazo de admisión de candidaturas para la renovación de los órganos de gobierno del Colegio, el diario ABC publicó “en exclusiva” el contenido de la denuncia y, además, en la información apuntaba el nombre de Isacio Siguero, contextualizado como muñidor de esta operación intimidatoria vinculándolo a lo sucedido en el Colegio de Madrid, donde sí está la Correduría supuestamente chantajista. Algo que el ex presidente rechaza de plano, al tiempo que dice estudiar acciones legales.
Sí parece confirmado que a la reunión que pretendieron abortar institucionalmente el presidente y su séquito, también acudió el sujeto, Gustavo N. el que supuestamente habría “amenazado” a Vilardell con montarles una candidatura alternativa y una campaña difamatoria de prensa.
El presidente y candidato a la reelección, Glez-Vilardell, dijo que no creyó oportuno, “por estar en fase de investigación”, facilitar una nota de prensa, a pesar de reconocer la gravedad de los hechos, tal y como los ha denunciado ante la Policía, y rechaza de plano que su junta directiva sea quien haya decidido filtrar el texto de la denuncia a la prensa. Habrá sido la Policía, por tanto. Qué sorpresa Sr Rojo.
A nadie se le escapa sin embargo que el escrito ante la policía- que no ante el Juzgado de Guardia ni Fiscalía- tiene un impacto directo en la candidatura alternativa que finalmente se conformó frente a la actual Junta de Glez-Vilardell, encabezada por el Dr.Francisco (Paco) De Santiago, médico oftalmólogo, militar con empleo de Coronel.
Tras la denuncia, la nueva candidatura, está bajo sospecha de estar manejada por intereses de una aseguradora, de quienes quieren quitarle a AMA la millonaria póliza de Sevilla.
Y a la vista de los primeros escarceos, empiezan a sonar tambores de guerra entre los galenos sevillanos que quieren mandar en su Colegio profesional en los próximos cuatro años. Y todo apunta a la utilización de artillería de grueso calibre. De momento la nueva candidatura quiere pedir las cuentas y las auditorias. También quieren saber si ha sido el propio Colegio quien ha avalado ante el banco la cantidad millonaria que González Vilardell debe devolver al Estado para poder recurrir una sanción por vía judicial del Ministerio de Economía. El motivo de la multa del departamento fiscalizador de las aseguradoras, tiene que ver con el cobro de unos 135.000 euros percibidos indebidamente por Vilardell en concepto de dietas en 2006 y 2007 como presidente del Colegio de Médicos de Sevilla (junto a otros presidentes, como el vicepresidente del Colegio de Veterinarios de Sevilla) siendo miembros todos ellos del Consejo de Administración de la aseguradora AMA, a cuyo presidente, Diego Murillo, se le acusa en ese mismo expediente de haber cobrado más de 400.000 Euros indebidamente en concepto de dietas por Consejos no celebrados.
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