Tan solo dos notables socialistas se han distinguido en mitad de la tormenta – imaginen la crisis de esfínteres reinante- para llamar la atención. El primero de ellos fue el onubense Carlos Navarrete del que no se tenían noticias desde que Chaves acomodó en los Puertos a lo más granado del guerrismo militante y ejecutante. Carlos Navarrete, Enrique Linde, Nono Amate, Manolo Fernandez etc, son algunos de los recolocados, por cierto, con gran magnanimidad salarial, tras haber sido durante años los ejecutores de aquello que llamamos “guerrismo”. Navarrete ha salido a reclamar que para sustituir a Chaves, sean las bases del partido a través de sus órganos las que den la ultima palabra sobre Griñán. Sorprende, de pronto, tanto apego a la voz de las bases en alguien que, durante años, ejecutó como el primero la política personal dictada por Guerra.
Como también sorprende otro socialista, consejero de Innovación por más señas, que ha dado pistas suficientes esta semana para que confirmemos que no va a estar en el próximo gobierno de Pepe Griñán. La irrupción de la pequeña patronal Ceacop, donde se integran las empresas del Grupo Gea 21 apadrinadas y mimadas por Vallejo frente a la irritación de las grandes en la CEA que se quejaban a Griñán, resultó la primera señal sobre la inestabilidad política del actual titular de Innovación, Ciencia y Empresa. Y por si nos quedaba alguna duda, la irrupción ayer en rueda de prensa de Paco Vallejo anunciando que no se retira, que está disponible y que seguirá en política si deja el gobierno, llamó poderosamente la atención. Entre otras cosas porque no se recuerda ningún ministro o ministrable acallando rumores sobre sus idas y venidas. Pero la guinda a su comparecencia fue una defensa de su gestión al frente de Innovación y de forma especial a la presencia de la Universidad en su departamento.
Y si a todo esto suman que las relaciones de Vallejo con Griñán no han sido históricamente muy fluidas, se puede llegar a la conclusión de que Vallejo tiene un pie fuera del gobierno.
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