Rodríguez Zapatero le ha ofrecido a Manuel Chaves – y parece que este lo ha aceptado- volver a Madrid - “Antoñita, que nos volvemos”- y ocupar una tercera vicepresidencia de nueva creación dedicada a la política autonómica.
La noticia, en pleno Domingo de Ramos, dejó perpleja a la parroquia que, si alguna hipótesis habían barajado alguna vez, ninguna de las conocidas pasaba por el despeje de puerta, o sea el cese por ascenso de Manuel Chaves. Sabíamos, intuíamos mejor, que algún movimiento sucesorio debía producirse a corto espacio, pero nunca que la solución final pasase por abrir la segunda gran crisis política de la autonomía andaluza (la primera fue con Rafael Escuredo), y a poco más de un año de haber celebrado y ganado el PSOE-A las elecciones autonómicas.
Desde el último congreso federal y el último regional se empezaron a detectar desencuentros entre Rodríguez Zapatero y Manuel Chaves. La política de ZP chocaba frontalmente con el atrincheramiento, muchas veces en el sectarismo, de una agrupación socialista que en manos de Luis Pizarro quedaba atada y bien atada por un Chaves al que Zapatero no dejó que abandonase la secretaria general como pretendió.
En las últimas semanas, diversas fuentes cercanas a ambos presidentes, me aseguraban que aquellos primeros chispazos se fueron apagando y que ambos ya coincidían en la necesidad de un relevo en el cartel andaluz de 2012. Ese acercamiento de posturas me indujeron a contar que, incluso, estaban de acuerdo en el nombre de Mar Moreno como candidata.
ZP y su entorno quieren el cambio en Andalucía y el llevarse a Chaves a Madrid, a una vicepresidencia que recuerda la transición, supone dejar las manos libres a ZP para diseñar el futuro de su partido en Andalucía, incluso más allá del 2012.
Convendrá estar atentos a los próximos movimientos que se sucedan al nombramiento del Presidente como Vicepresidente, particularmente en quien le sustituya. El nombre de Pepe Griñán, vicepresidente segundo de la Junta, ya ha salido a la palestra. Pero su posible nombramiento como sucesor es una arriesgada operación del PSOE, sobre todo si no tiene claro que Griñán quiera o pueda ser candidato en las próximas elecciones. Y, sobre todo, porque Chaves quiere que sea una mujer y Zapatero quiere que sea Mar Moreno.
Abrir una crisis institucional en la Junta de Andalucía para resolver más que una cuestión de Estado un problema sucesorio interno en el partido, se convierte a primera vista en el principal argumento de desgaste de la oposición hacia el gobierno tanto en Madrid como en Sevilla. Por cierto, no tengo claro que el ascenso de Chaves sea una buena noticia para Javier Arenas y el PP-A. Fíjense que paradoja para 2012, al que todos llamaban el “niño Arenas” será, presumiblemente, el único candidato que haya sido protagonista activo del proceso autonómico andaluz.
Ultima hora, solo para mis ciber lectores. Una de mis más cualificadas fuentes en el seno de la dirección del PSOE andaluz me aporta los siguientes datos: Este acuerdo está cerrado desde hace días entre Manolo Chaves y Zapatero. El acuerdo se sustenta en que Pepe Griñán es el sucesor en la Junta y Luis Pizarro queda , de facto, como secretario general del PSOE-A. Nunca en la mente de Chaves y, desde hace ya tiempo en la de ZP, ha estado el nombre de Mar Moreno como candidata.
Ahora el único que parece quedar descolgado de esta operación en días de Pasión es Gaspar Zarrías, que no logra incorporar a la terna de delfines a Paco Vallejo y, por lo que parece, ni siquiera a su paisana María del Mar Moreno. Y para colmo le ascienden al segundo vicepresidente al primer escalón.
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