lunes, 25 de agosto de 2008

SEVILLA SIN SEVILLANOS, PERO CON ALCALDE Y TURISTAS SEDIENTOS.

No más de veinte días fuera de Sevilla y te cambian hasta el sentido a una ronda entera. Te vas y te invaden el casco histórico con piedra porosa, (como en La Alcaicería) ese mosaico gris al que se le incrustan todas las manchas de grasa y cera, esa solería la están poniendo en la Plaza del Divino Salvador donde a Martinez Montañés, por culpa de la obra faraónica de la Piel Sensible, lo han encapuchado como a un malayo. Eso sí, con tres grandes cruces a cada lado con celofán de envoltorio blanco para compensar, digo yo, imagen tan irreverente y fantasmal.

Te vas más abajo y ves una Plaza Nueva vacía, sin un concejal que echarse a la barra del café ( no hay ni concejales ni bares abiertos para tomar café) y con cola de turistas esperando el metro tren que, como es agosto, lo han dejado a medio gas. Y la fresquita pegando bajo las modernas marquesinas que, de tan modernas, ni siquiera dan sombrita en el agosto sevillano, según como te pongas.

Un bar, que digo un bar, en el centro de la turística ciudad de Sevilla, joya de la Corona andaluza junto a Cordoba y Granada, en agosto no dan agua ni las maquinas expendedoras. No digamos ya comer medio qué, sin el riesgo de pillar una gastroenteritis aguda.

Sevilla sin sevillanos, pero con decenas de turistas frititos por las calles con las maletas a cuesta, a la búsqueda de un taxi (¿Han quitado las taxis en Sevilla?) o de un botellín de agua a 166 ptas o más.

Sevilla sin sevillanos, pero con su alcalde al frente como el primero. ¿No estamos en crisis? Pues don Alfredo ha hecho causa común con los vecinos tiesos (como dice Lele Colunga) que se han quedado este año sin playa en Sevilla. Cuánto nos acordamos ahora de aquel gran alcalde Alejandro que llegó a prometernos, si volvía a ganar, una playa en San Jeronimo y nos lo tomamos a filfa. Pero no ganó. Miren a Zaragoza que ya tiene playa junto al Ebro gracias a la Expo y a Juan Alberto Belloch. ( y supongo que a Antonio Silva, que seguro se llevó copia de los planos de la playa alejandrina).

Bromas aparte, Sanchez Monteseirín no se ha ido de Sevilla no vaya a ser que le quitasen la silla. Es más, don Alfredo se ha quedado para proclamar desde los medios que su silla es legitima y democráticamente suya, y que pelillos a la mar con la derrota política del último Congreso donde Jose Antonio Viera le mandó a las tinieblas del socialismo sevillano.

El alcalde de Sevilla se ha quedado en agosto para decirnos que va a resistir, que a él le han votado los sevillanos, que nadie le de lecciones de liderazgo, que ganó unas primarias nada más y nada menos que frente a Pepote Rodriguez de la Borbolla y, ojo, lo más importante, que está muy tranquilo porque, gracias a ZP, son los militantes “de la ciudad de Sevilla” los únicos que deberán ratificarle como candidato a la alcaldía de Sevilla y no el dedo de Viera y el de los catetos de la provincia. Resistir es el mensaje recibido desde una Plaza Nueva, vacía de sevillanos pero repleta de turistas clamando una Cruzcampo.

Alfredo Sánchez ha decidido atrincherarse como hizo Rajoy. Quien resiste, gana, es el lema elejido. Hasta le ha imitado al decir que tiene en la cabeza el nombre de su futuro delegado de Urbanismo pero que no lo dará hasta septiembre. ¿Será el delfín Gomez de Celis?

Viera, por su parte, como buen cazador (caza mayor) actuará en los próximos meses sin que se note, con mayor astucia y precisión que Monteseirín y cuando le tenga rodeado, que lo tendrá, que nadie lo dude, lo sacará de la alcaldía para sentar a Emilio Carrillo, el hombre al que nadie comprende, ni su ex amigo Alfredo.

Mientras tanto, Juan Ignacio Zoido sigue encantado de conocerse como ganador de las elecciones de hace año y pico, estirando y asumiendo un rol moral que muchos vecinos le están comprando. Va a los barrios, se entera del problema, monta el cirio en los medios y al día siguiente va Monteseirín y lo arregla con las orejas gachas por la bronca vecinal que ha tenido que soportar. Por vez primera empiezo a ver a Zoido como futuro alcalde de Sevilla, sobre todo de seguir tan adversas las circunstancias entre el alcalde y su partido. El electorado lo perdona casi todo, excepto las broncas y divisiones internas en los partidos. La lista de casos es interminable. A esa división se aboca el PSOE en Sevilla si nadie lo remedia.

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