Suelen ser personajes claves en los partidos y con mucho poder interno. Sin embargo han sido (y son) grandes desconocidos para el gran público, incluso para la militancia de las distintas formaciones. Tipos grises y discretos, siempre en la segunda fila, tras las celosías de los aparatos como uno de sus motores fundamentales. A los tesoreros de los partidos los suele nombrar el que manda, el líder, y quienes más contacto han mantenido con ellos a lo largo de los últimos años han sido los empresarios, fundamentalmente los conocidos como “reyes del pelotazo”. Grandes, medianos o pequeños, dependiendo de la circunscripción o el poder territorial del partido en los distintos niveles.
A lo largo de décadas, los periodistas que circunstancialmente acudimos a los cenáculos más selectos de la creme de la creme, hemos oído decenas de historias, siempre comentarios de café, relacionados con la financiación de los partidos políticos. En la primera época, del responsable de finanzas solía depender la figura de los recaudadores o conseguidores.
Esto es, personas de absoluta confianza, con demostrada capacidad para moverse con total discreción y que eran el eslabón entre el empresario que aspiraba a una adjudicación pública y la caja con siete llaves en poder del tesorero del partido. En el fondo, los conseguidores o recaudadores, eran una especie de comerciales a comisión. Ese trabajo, tras el escándalo Filesa, que afectó de lleno al PSOE, se convirtió en una labor de alto riesgo. El propio Juan Guerra me confesó en una ocasión, en pleno escándalo de su caso, aquello que le advirtieron cuando se metió a conseguidor/recaudador del PSOE en Andalucía: “Juan, si te pillan, te vas a sentir muy solo, nadie dará la cara por ti en el partido para defenderte. No lo olvides”. Y así fue en su caso, convertido en un auténtico apestado al que todos los que antes le rendían pleitesía le empezaron a llamar golfo, pillo o sinvergüenza.
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El escándalo del PSOE con Filesa |
Al ser un trabajo oscuro y en las sombras, sin posibilidad de fiscalización real, la fórmula recaudatoria de los partidos degeneró, con el paso del tiempo y las manadas de vacas gordas sueltas, en negocios personales de los más avispados. Algunos, incluso, viajando muy a menudo a Suiza y no precisamente por el negocio vacuno.
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Andreu Viloca, tesorero de CDC, detenido por la G.C. |
El encarcelamiento de Viloca, tras el hallazgo de evidencias más que suficientes que demostrarían el latrocinio del principal partido de Cataluña, ha dejado una curiosa estela en clave política. Artur Más, el principal responsable de la grave situación política generada por el movimiento secesionista que lidera, es para muchos intérpretes de esta operación judicial el gran responsable político del robo cometido al amparo de los presupuestos de la Generalitat. (Por cierto, una conocida empresa andaluza ha llegado a firmar más de 40 contratos con uno de sus imputados, sin que se sepa, a día de hoy, si ha pasado o no por la ventanilla del 3%. Ya veremos).
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"Luis, lo entiendo. Se fuerte" |
Pero parece que muchos han olvidado en estos días al Tesorero del PP, Luis Bárcenas, nombrado y mantenido por Rajoy, con cuentas millonarias en Suiza, lo que no evitó el famoso SMS de “Luis, sé fuerte”. Esos interesados olvidadizos que ahora piden, con razón, la dimisión de Artur Más, son los mismos que tiempo atrás han pretendido hacernos creer que Bárcenas era un desalmado chorizo que pasaba por Génova 13, sin que nadie supiese a qué dedicaba su tiempo libre. Por no hablar del Sr Correa que, por lo que se ha conocido ayer, su papel era el de conseguidor o recaudador, vulgo comercial al servicio de la caja general del PP y de Luis Bárcenas.
Pues tan responsable político es el Sr Más como el Sr Rajoy. Y quien no quiera ver eso, está engañando a los ciudadanos de este país.
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