domingo, 12 de julio de 2015

LA ´TROIKA´ EN AGRUPAEJIDO

A-92, IDEAL de Almería
 Domingo 12 de julio de 2015


El rumor en Almería era insistente nada más arrancar el mes de julio: “A Cecilio Guillén le quedan tres telediarios, diez días escasos para evitar que el trasatlántico de Agrupaejido se hunda definitivamente, los bancos ya no aguantan más”. 
Coincidiendo con el extendido rumor circulante en ámbitos generalmente bien informados de Almería, a los pocos días, una filtración a la prensa local presumiblemente lanzada desde instancias financieras, abría públicamente la brecha de un viejo conflicto que a muchos, en esos días, les hizo ver, salvando las distancias, cierto paralelismo con la crisis griega. La troika contra Agrupaejido y su propietario, Cecilio Guillén, al que algunos llegaron incluso a identificar como el Tsiripas de la situación creada.
Agrupaejido no es una empresa cualquiera. El número de trabajadores del grupo, cerca de tres mil entre directos e indirectos, su millonaria facturación anual y los miles de agricultores dependientes de la más importante comercializadora de productos hortofrutícolas almerienses, la convierten en una especie de talón de Aquiles del PIB de la economía provincial.
Fue el día de San Fermín cuando las tensiones internas entre el Consejo de Administración y el Pool bancario liderado por Cajamar saltaron a la luz pública. Horas antes, el presidente Guillén y su Consejero Delegado, Francisco Juárez, habían tomado internamente la iniciativa procediendo al despido fulminante de los directores general y financiero, colocados en 2010 por la banca tras la firma de un préstamo sindicado por valor de más de cien millones de euros.
Fue precisamente esa decisión, la de retomar el control de la empresa por parte de Guillén, la que hizo saltar a la banca que, oficiosamente, anunciaba la inminente entrada en concurso voluntario de acreedores de la entidad que, desde hacía un mes, se hallaba  en preconcurso.
Rotas las discretas - aunque tensas- negociaciones en los despachos de las últimas semanas se abrió una batalla pública en forma de comunicados de prensa, algunos convertidos en verdaderos obuses lanzados por David contra Goliat. Así, el mismo día que fuentes del Pool bancario filtraban la delicada situación en la que entraba el grupo Guillén, este lanzaba un duro comunicado en el que denunciaba dos cuestiones relevantes. La primera que los gestores puestos por la banca habían “trabajado exclusivamente en beneficio del Pool bancario, mejorando sus garantías, anticipando cobros millonarios en perjuicio de la tesorería de la entidad y facilitando gastos de comisiones en operaciones bancarias innecesarias para la empresa”. Y la segunda que Agrupaejido había despedido al Director General e iniciaba contra él “acciones penales por estafa y administración desleal”.
Horas después era Cajamar, líder del grupo de bancos acreedores, la que respondía culpando a Cecilio Guillén de rechazar el plan de reestructuración de la deuda de más de 70 millones, que “la conduce a una más que probable liquidación”. De haber aceptado Guillén, aseguraban en Cajamar, la empresa podría haber pagado a sus trabajadores y a sus agricultores y haber continuado desarrollando su actividad en la próxima campaña. La Rural almeriense, finalmente, decía que tras la negativa de Guillén los bancos no podían hacer nada más y que junto a los trabajadores, agricultores y demás proveedores se convertían “en otros afectados por la deuda de esta empresa comercializadora”.

Llamada a la responsabilidad

Guillén, que entendió estas declaraciones como una nueva agresión/presión inaceptables, intentando colocarle frente a trabajadores y agricultores, emitió un nuevo comunicado en el que tras acusar a Cajamar de adoptar “represalias” hacía un llamamiento a “su responsabilidad y al sentido común” solicitando la reapertura de las líneas de crédito  -cerradas previamente en plan corralito- y apelando, una vez más, a dirimir las diferencias ante los Tribunales de Justicia.
Mientras Almería entera asistía al inicio de esta insólita batalla a la griega, un espeso manto de silencio se tendió oficialmente sobre el conflicto en las horas posteriores. Ni sindicatos, ni patronal, ni los partidos políticos, ni siquiera la Junta de Andalucía abrieron públicamente la boca para opinar, seguramente conocedores de los efectos devastadores graves que esta guerra abierta podría tener a corto plazo en el tejido productivo y laboral almeriense.
En medio de la calma tensa, de pronto, cesaron las hostilidades mediante comunicados y declaraciones, mientras que un prestigioso despacho de abogados de Granada había comenzado ya a trabajar en la redacción de una querella contra los ejecutivos de la banca en Agrupaejido, denuncia que, en el fondo, nadie deseaba.
Fue entonces cuando, el jueves pasado, Cecilio Guillen recibe un mensaje desde Cajamar. Quieren negociar, volver a la discreción de los despachos, buscar soluciones y, sobre todo, la viabilidad de la empresa. Pero sin publicidad. ¿Que había pasado? Todo apunta a la intervención de altas instancias gubernamentales de la Junta de Andalucía. Fuentes conocedoras del asunto relatan que el mensaje trasladado desde el Gobierno de Susana Díaz era muy claro: “Dos instituciones como Cajamar y Agrupaejido no pueden seguir en esa dinámica belicosa y autodestructiva por el bien de la economía almeriense y, sobre todo, por los miles de trabajadores afectados”. En este contexto es muy posible que se retomen las negociaciones la próxima semana de forma discreta y que se intente alcanzar un acuerdo satisfactorio que garantice la viabilidad de la empresa, así como mantener nuevamente en la dirección de la misma a su propietario mayoritario Cecilio Guillén.



LA CUAJADERA


Giménez Felices.

“Me sorprende que a pesar de publicar las cosas no se meta más con el caso del Mesón Gitano, el caso gasolineras o el caso de los funcionarios del ayuntamiento vinculados a ambos partidos en otros temas. Me sorprende que no pregunte a los responsables del PP y del PSOE de Almeria capital si van a seguir o no con actuaciones judiciales para descubrir todo lo que hay detrás. TODO. Me sorprende que teniendo tanta información como tiene y siendo tan avezado como es no descubra lo que tiene frente a sus narices”. Con estas palabras, escritas en su muro de Facebook, Francisco Giménez Felices criticaba la forma- que no el fondo- del contenido de mi último artículo titulado “La ´irreversible descomposición´del PSOE de Almería”. Al mismo tiempo que retaba al periodista a descubrir “todo” (incluidos los funcionarios vinculados al PSOE), olvidando que fue este cronista quien primero destapó el Caso Gasolineras, el actual gerente en Almería de IDEA y ex responsable en esta provincia de Invercaria - cuando era hombre afín a Martín Soler- pretendió salir en defensa de la actual dirección provincial del PSOE de la que forma parte, llegando  incluso a ofrecerse como oráculo sobre el partido: “Te invito a que sigas siendo tan defensor del socialismo almeriense y me preguntes. No tendré problema en contestar.” En el PSOE, alguien que le conoce bien, ha llegado a decir tras leer todo esto: “Paco lo que debería explicar, con detalle, es cuantos expedientes de antiguos clientes suyos en su antigua empresa de asesoramiento ha desbloqueado desde que es Gerente de IDEA en Almería”.

El fiasco de Velez Rubio.

Ha sido la noticia más surrealista de la semana. Dimite el alcalde socialista de Vélez Rubio para que acceda el candidato del PA y sale elegido el cabeza de lista del PP. Todo sucedió porque el número 3 de la lista del PSOE, Javier Chacón, parece que optó por abstenerse, dejando empatados a socialistas y andalucistas a seis concejales, resultando elegido el de la lista más votada. ¿Qué había pasado? El PA apoyó como alcalde del PSOE a Domingo Crisol sin exigir nada a cambio. A las dos semanas el andalucista Juan Chacón cambió de idea y planteó ser alcalde dos años y dos el del PSOE. Ante las amenazas de constante bloqueo, la dirección provincial del PSOE apostó por acceder a las pretensiones, obligando a Crisol a dimitir y a votar a Chacón. Tras fuertes discusiones internas en el PSOE local, donde incluso intentaron quitarle el acta al díscolo Javier Chacón en el Juzgado, se llegó al pleno y el resultado fue el que fue. Un pan como unas tortas y una alcaldía más para el PP de Gabriel Amat.



San Raimundo con Amat

Gabriel Amat está que se sale. Lo gana todo en el territorio judicial. Es su año de suerte. Esta semana la Audiencia, tal y como todo el mundo esperaba, ha decidido que no se investiguen los aspectos penales de la ampliación presupuestaria del Teatro Auditorio en 7 millones, declarada ilegal en su día por el TSJA. Ni siquiera las facturas de la constructora Hispano Almería, con supuestas comisiones a cuenta del Auditorio, han sido tenidas en cuenta por los sesudos magistrados de la Sala almeriense. El PSOE, denunciante en su día, se ha limitado a lamentar a través de Sánchez Teruel que el proceso haya tardado diez años en sustanciarse. Olvida que Don Gabriel, además de encomendarse a la Virgen del Rosario, le reza a diario a San Raimundo de Peñafort. Teruel debería hacer lo propio con la Virgen del Rocío, Reina de las Marismas.




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