domingo, 11 de agosto de 2013

CUANDO ARGENTINA QUISO VOLAR GIBRALTAR


Buques de la Armada británica mantienen rumbo a Gibraltar. Oficialmente se trata de una casualidad en el calendario de maniobras previsto por la Royal Navy en aguas del Mediterráneo. Oficiosamente se trata de la desproporcionada respuesta de Cameron a la presión que el gobierno español ejerce desde hace semanas sobre la Roca y sus moradores, a cuenta de una invasión de aguas jurisdiccionales españolas. Todo ello además, conviene recordarlo, en un contexto de crisis severa del gobierno y el partido que lo sustenta a propósito de la corrupción.
No será la primera vez, ni la última, que los barcos de guerra crucen la bahía de Algeciras para adentrarse en la dársena militar de Gibraltar.
Cuando la guerra de Las Malvinas, la Roca, como puerta entre dos continentes, cumplió su papel estratégico en un conflicto con miles de victimas como balance final entre muertos y heridos.
Fue entonces, hace 31 años, cuando estuvo a punto de suceder algo en el Campo de Gibraltar que hubiese cambiado posiblemente el curso de muchos acontecimientos que estaban por llegar. He aquí la historia, poco conocida, sobre dos bombas lapa que a punto estuvieron de reventar buques de guerra atracados en el puerto de Gibraltar. Corría la primavera andaluza del  año 82.

Amanecía el lunes 10 de mayo y Andalucía entraba en el punto álgido de su primera gran campaña electoral autonómica. Ese mismo día se lanzaban al ruedo andaluz Carlos Ferrer Salat y José María Cuevas, en nombre de la CEOE, con una manzana podrida en la mano que representaba a la izquierda, a la que no se debía votar, advertía la patronal, porque el personal se quedarían sin televisores, coches o neveras. Aunque para eso aún faltaban tres décadas. Unas elecciones a cara de perro y que finalmente ganaría el 23 de mayo el PSOE con Rafael Escuredo al frente, obteniendo su primera gran mayoría absoluta de muchas venideras para el socialismo en Andalucía.
Aquella mañana de lunes, la perspicacia de un veterano comisario de policía de Málaga, dio al traste con una operación militar de gran calado, diseñada semanas antes nada menos que en el Cuartel General de la Armada Argentina en Buenos Aires.
Los partes de guerra que llegaban en esas fechas a la mesa del Almirante Jorge Isaac Anaya, miembro de la Tercera Junta Militar, presidida por el General Galtieri, eran alarmantes. Anaya fue, además, el gran impulsor de la recuperación militar del archipiélago de las Malvinas por parte de Argentina. El bombardeo del General Belgrano había arrojado días antes un total de 323 argentinos muertos. Fue tremendo el impacto que causó aquella masacre en el estado de ánimo de la sociedad argentina.
La misma noche del 10 de mayo, horas antes del Día D y de la Hora H para la ejecución de la “Operación Algeciras”, el parte de guerra argentino era aterrador: 82 muertos, 106 heridos y 342 desaparecidos en la contienda frente a las costas de Tierra de Fuego. Era la trágica respuesta militar británica al bombardeo previo de un portaaviones de combate inglés, el “HMS Invencible”.

-UN SECRETO PARA CUATRO

Tan solo unos días antes fue cuando el Almirante Anaya había llamado al Vicealmirante Eduardo Morris Girling, Jefe del Servicio de Inteligencia Naval y le hizo partícipe de un plan secreto que ejecutaría un comando especial y que solo conocerían ellos dos en la cúpula militar, junto a una tercera persona, el Capitán Héctor Rosales, en su calidad de agregado naval en la Embajada de Argentina en Madrid, como coordinador de la operación en territorio español. Rosales utilizaría como nombre de guerra el de “capitán Fernández”. También sería conocedor de la operación el capitán Luis D´Imperio, ex miembro de la ESMA, que coordinaría todo desde Buenos Aires. Una acción militar que, formalmente, no iba a existir nunca en ningún documento ni papel oficial.  El Almirante Anaya contaría para su ejecución con tres guerrilleros ex Montoneros: Máximo Nicoletti, el ejecutor material, “Gordo Alfredito” era su nombre de guerra, Antonio Nelson Latorre alias “El Pelao Diego” y otro experimentado alias “el Marciano” cuyo nombre verdadero nunca trascendió. Todos montoneros, todos eran aficionados al buceo y alguno, como Nicoletti, con larga experiencia en la voladura de barcos en tiempos de María Estela Martínez de Perón. Uno de ellos con el principal jefe contraterrorista del peronismo y su esposa dentro, que saltaron por los aires en mil pedazos. Máximo Nicoletti, además, llevaba lo de volar barcos en su genética familiar. Su padre fascista, buzo táctico italiano, había participado en la voladura de varios buques en el puerto de Alejandría en 1941 durante la II Guerra Mundial.
El plan consistía en atacar directamente a la Royal Navy británica pero en Europa, en su casa, donde menos se lo esperaban, jugando con el factor sorpresa y generando un cierto desamparo defensivo. Alertar a la OTAN de la existencia de debilidad real en sus defensas frente a enemigos comunistas o islamistas del Líbano o la Libia del Coronel Gadafi. Un error, querían dar a entender, el tener desplazado tanto operativo militar británico tan lejos de los vulnerables objetivos europeos en Las Malvinas. Nadie podría sospechar nunca que las manos de los chusqueros (y asesinos) militares argentinos del momento, habían estado detrás de un golpe inesperado y audaz, de gran efecto sicológico en la sociedad y posiblemente en el concierto geoestratégico internacional.



-50 KG DE TROTYL

El puerto de la colonia británica de Gibraltar era el sitio elegido para enviar un comando integrado por tres guerrilleros civiles y un militar. El idioma del entorno, el español, no sería una barrera, cosa que sí suponía haberlo intentado como pensaron inicialmente en territorio del Reino Unido. A través de valija diplomática les harían llegar dos enormes bombas lapa de carga hueca, - con 25 kg de trotyl cada una- fabricación italiana para no dejar rastros argentinos, de unos 60 centímetros de diámetro, artefactos que serían colocados en la barriga de alguno de los grandes buques de guerra británicos atracados en el puerto de Gibraltar, repostando esos días camino del cono sur americano. (Ambos artefactos acabarían meses después explosionados, bajo control y en el mayor de los secretos, en el campo de tiro del acuartelamiento Álvarez de Sotomayor de Viátor en Almería, por cierto tras hacer noche en la comisaria de policía de El Ejido).
Los tres civiles reclutados como comando para ejecutar la “Operación Algeciras” tuvieron que aceptar una condición importante antes de decir sí definitivo a la misión. Si les pillaban y la cosa salía mal, nunca la Armada argentina daría la cara por ellos ni reconocerían absolutamente nada. Serían simplemente Montoneros luchando por la Patria por su cuenta, solo eso. Y si la cosa salía bien, quedaban comprometidos y condenados a un perpetuo pacto de silencio sobre el que jamás podrían contar o presumir. Es de suponer que un sacrificio por la patria bien remunerado tuvo que ser argumentación más que suficiente como para que aceptaran embarcarse, tan anónimamente, desde el aeropuerto bonaerense de Ezeiza a Madrid, Málaga y Gibraltar.
El comando, camuflados como buceadores de pesca y aficionados a la foto submarina, se instalaron primero en Estepona y desde allí desplegaron en pocos días su conocimiento sobre el territorio de operaciones en el Campo de Gibraltar. Confirmaron sus primeras impresiones sobre plano: sí, era posible volar un barco de guerra británico en el puerto de Gibraltar. Lo harían. Solo faltaba el ok desde Buenos Aires, desde el edificio Libertad en la zona de Retiro, sede de la jefatura de la Armada, despacho de Anaya. Hubo dos fechas previas para ejecutar el atentado, pero se anularon sobre la marcha. La última noche, la del domingo 9 de mayo, la luna impidió la ejecución con garantías suficientes para la escapada. La bahía estaba reluciente. El lunes 10 de mayo, sí o sí, iba a ser la fecha.


-DETENIDOS HORAS ANTES.

Aquella mañana del Día D, los miembros del comando trabajaron casi en exclusiva en preparar la escapada final tras los fuegos de artificio. Barcelona, Francia y Buenos Aires eran los destinos elegidos para huir del avispero español que seguramente se iba a montar. Entre otras gestiones pendientes tenían que renovar el alquiler de los coches, vencido el día antes, y cuyo pago siempre efectuaron en efectivo. No con tarjeta de crédito como ya solía ser habitual entre la clientela turística de la época. Aquella fue una circunstancia que alertó a la policía malagueña que, por aquellas fechas, andaba obsesionada con una banda de latinoamericanos que atracaba sucursales bancarias en la Costa del Sol.
-Cuando vuelvan por aquí estos argentinos, avísenos-. dijeron al encargado de la empresa de alquiler de coches los policías del grupo anti atracos de Málaga. Y así fue.
En el propio negocio de alquiler de autos son abordados directamente el capitán Rosales y El Marciano por los agentes de policía Francisco López y Ricardo Ruiz Coll que les identifican. Lo confiesan casi todo del tirón, ante la sorpresa de los polis actuantes que creen que les toman el pelo.
-Soy el capitán Fernández – dijo Héctor Rosales- de la Armada Argentina y estoy en una misión secreta y desde este momento me considero un prisionero de guerra. No diré una palabra más.
- Si tu eres marino argentino, yo soy el sobrino del Papa, le respondió incrédulo y con sorna Ruiz Coll.
Los trasladan al hospedaje de Algeciras donde dormían los otros dos miembros del comando, Nicoletti y El Pelao, precisamente quienes esa noche tenían la responsabilidad directa del cierre militar de la operación, sumergiéndose con las bombas en la quietud de las aguas de la Bahía de Algeciras.
Todos fueron detenidos. De tal forma que, al conocer los policías españoles la misión que tenían encomendada sus detenidos, maldijeron haber dado parte a sus superiores tan rápidamente.
-Os hubiésemos dejado seguir adelante-,les dijeron. Los policías malagueños, una media docena, eran claramente anti británicos por lo de Gibraltar y por tanto favorables a Argentina en el conflicto de las Malvinas. Entre los detenidos y sus captores se estableció esa mañana un clima de simpatía mutua, incluso de cierta camaradería patriotera, llegando a almorzar todos juntos ese mediodía y brindando por “Gibraltar español” y por las “Malvinas Argentinas”, contarían algunos de sus protagonistas años después.

-“DISTINTO Y DISTANTE”

El télex con campanitas de la comisaria de Málaga con la información de la detención de un comando militar argentino que pretendía volar un buque de guerra inglés en el puerto de Gibraltar, fue conocido inmediatamente por el ministro del Interior Juan José Rosón y llegó al instante al presidente del Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo y Bustelo, que se encontraba ese día de campaña electoral precisamente en Málaga. Fue en las mismas fechas en las que el presidente centrista proclamó públicamente que la guerra de Las Malvinas eran para España un asunto “distinto y distante”.
La decisión del Gobierno español, ante la delicada situación generada con la descubierta del comando argentino, fue fulminante. Declaró el asunto “materia reservada” o “secreto de guerra” y decidió proceder con todo el sigilo posible para repatriar a los detenidos cuanto antes, como si  aquí no hubiese pasado nada.
Bajo ningún concepto España podía permitirse un escándalo internacional con Gran Bretaña en aquellos momentos, máxime recién llegados a la OTAN pero, sobre todo, con  la asignatura de Gibraltar de por medio que, evidentemente, pasaba a un segundo plano en aquel momento para el gobierno de UCD. España, que se desgañitaba en los foros internacionales contra ETA, no podía dar amparo bajo ningún concepto a un grupo terrorista, por muy simpáticos que nos cayeran los argentinos en aquella guerra de la Sra. Thacher.
Todo ello sucedía en un año electoralmente convulso y de cambios políticos, con los mundiales de fútbol disputándose en nuestros estadios, ETA seguía asesinado personas y el país entero aún vivía la resaca del golpe de mano de Tejero el 23F.
Tanto fue el secretismo que se aplicó al desenlace de la “Operación Algeciras” que el propio Leopoldo Calvo Sotelo es quien dio instrucciones concretas para que los miembros del comando viajasen en el avión presidencial de Málaga a Madrid. Así, gran parte de la escolta de seguridad del presidente, ocho miembros, se tuvieron que quedar en tierra para que sus asientos fuesen ocupados por el comando militar argentino y sus conductores camino de su repatriación a Buenos Aires, primero a Madrid y finalmente vía Las Palmas.
Nunca, en mucho tiempo, se publicó una sola línea sobre este asunto. Fue a raíz de un reportaje en la revista Cambio16  a finales del 83, contando gran parte de la operación fallida, cuando se supo que dos bombas lapa, de algo más de medio metro de diámetro cada una, podrían haber cambiado el rumbo de muchas historias europeas y americanas aquella noche del 10 de mayo del 82. Y quizás también hubiese modificado el rumbo general de la Historia, esta con mayúscula.
Lógicamente el MI5 británico y los servicios de inteligencia franceses fueron conocedores de la operación fallida desde el primer momento. Hay incluso quien sostiene que los franceses, que detectaron a su llegada los pasaportes falsificados de Nicoletti y Latorre en Orly, llegaron a sospechar de ambos viajeros a los que retuvieron cierto tiempo. Pero nunca pensaron, nadie lo pensó en ningún momento, que pretendían volar  el puerto militar de Gibraltar.

Publicado hoy en AndalucesDiario.es


jueves, 8 de agosto de 2013

ABAD: “LA ENTREVISTA CON AMAT LA ORGANICÉ YO, NO EL ABOGADO DEL ESTADO”.


“El día que nos entrevistamos con Amat, el Jefe de la Abogacía ya llevaba una semana cesado en el BOE”

“Entré en política de la mano del PP. Fui concejal y tuve la llave del gobierno municipal de mi pueblo, en la provincia de Barcelona”

“Gabriel y yo nos conocemos desde el año 2003 o 2004 por diferentes asuntos inmobiliarios”

O. Tres Reyes: “Para mí es una operación de acoso y derribo contra el Abogado Jefe del Estado, claramente vinculada a un fuerte empresario de la provincia de Almería: Estanislao Berruezo”



José Abad Marcos, el “conseguidor” o comisionista que aparece en la Operación Tres Reyes vinculado a lideres del PP, hace una semana que disfruta nuevamente de la libertad tras depositar 18.000 Euros de fianza y salir de la prisión de El Acebuche en Almería. Ha sido su ex esposa la que ha pagado la fianza.
A sus cincuenta y tres años ha pasado por primera vez en su vida por la cárcel. Se ha “chupado” tres meses “y una semana” en uno de los módulos de El Acebuche en Almería y sin aire acondicionado. Un castigo preventivo que le han dejado huellas físicas y también sicológicas. Dice que ha perdido doce kilos y dicen quienes le conocieron antes, que hasta sus ganas de piropear a las mujeres por la calle le han desaparecido. Sus primeras noches tras recuperar la libertad han sido de insomnio, de pesadillas y de continuos miedos que, una semana después, empiezan a desaparecer “pero muy lentamente”.
Recuerda como hizo acopio de cápsulas para dormir, una cada día, con la intención de disolverlas todas en agua y dormir para siempre. Al final le faltó valor y decidió seguir luchando.
Allí, en el patio de la cárcel, ha tenido que soportar la compañía imaginable en una prisión frontera de la droga, pero también la cercanía de sanguinarios etarras -Iñaki, Kepa, Fernando- autores del atentado de Hipercord que tanto dolor y muerte produjo.
Josep Abad Marcos, catalán nacido en Barcelona, hijo de un almeriense de Canjáyar y de una asturiana, se ha visto envuelto en un procedimiento judicial – la “Operación Tres Reyes” en Almería- cuyo resultado ha sido su imputación, junto a siete personas más, un Abogado del Estado entre ellos, como presunto autor de diversos delitos: pertenencia a banda criminal, extorsión, amenazas y estafa.
Tras varias conversaciones acepta sentarse ante el periodista y aclarar algunos de los aspectos más polémicos que han rodeado su participación en este asunto.
Le noto nervioso. Sabe de la trascendencia que pueden tener sus palabras en estos momentos, mientras la Juez de Almería Alejandra Dodero, estudia los pasos a seguir en la instrucción, verdaderamente compleja, enrevesada y con puntos demasiado oscuros en la investigación de la G.C., según denuncian las defensas.
Los tres meses en la prisión los ha compartido con José Antonio Mateos Acedo, que se quedó dentro al no poder hacer frente a la fianza de 18 mil euros. Acedo es identificado por todos los protagonistas de esta historia -menos por el ministerio de Defensa, el CNI y los investigadores de la G.C.- como capitán del Ejército adscrito a los servicios de inteligencia españoles. Son numerosos los testigos que dan fe de haberle visto de uniforme y con condecoraciones en la pechera parece que obtenidas en misiones efectuadas en Bosnia, Kosovo o Beirut.
Abad Marcos, también le ha visto de uniforme y es de los que siempre creyó que José Antonio era  un agente del CNI.


“LLÁMEME JOSEP”

-¿Cómo prefiere que le llame: Josep o Giuseppe?

-Mi nombre en catalán es Josep, no “Giuseppe” como alguien se ha inventado, supongo que con el ánimo de italianizar un poco más este asunto.

-¿Qué le han supuesto estos tres meses en la cárcel?

-Pues ha supuesto la mayor vergüenza que he podido sentir en mi vida. He llegado a tener ganas de suicidarme, de quitarme la vida allí dentro. Sobre todo cuando piensas que estás allí sin haber cometido delito alguno, ni haber hecho daño a nadie.

-¿Quién es Josep Abad Marcos?

-Pues es un empresario, pequeño empresario, que ha trabajado primero en el sector del transporte y después fundamentalmente en el sector inmobiliario. Empecé con 26 años mi primera empresa y así he ido viviendo, ganando buenas comisiones de forma legal y honesta. Entorno al 2003 o 2004, no recuerdo exactamente, entré en política de la mano del PP. Fui concejal y tuve la llave del gobierno municipal de mi pueblo en la provincia de Barcelona. Y también formé parte de las listas al Parlament por el PP, encabezada por Josep Piqué.

-¿Qué le aportó su entrada en la política?

-Comportó enfrentarme a gente que consideraba amiga, como el presidente local del partido en mi pueblo. Pero la política me aportó sobre todo contactos, muchos contactos y también buenos amigos como Josep Piqué, una de las mejores cabezas que ha tenido la política española y catalana, un político honesto.

-¿Cómo recala Ud. en Almería?

-Yo estaba en Málaga, trabajando para un gran empresario y amigo y recibo la llamada de José Antonio Mateos Acedo (el supuesto capitán) para que vaya a Almería a echarle una mano a un amigo que tiene problemas.

-¿Cuándo conoce a José Antonio?

-Yo lo conozco hace años, teníamos buena relación; yo pensaba que José Antonio era una persona normal, limpia y he descubierto en estos cinco días que llevo en libertad muchas cosas que desconocía sobre él. Junto a quienes me han apoyado dentro y fuera de la cárcel, empezamos a descubrir que… creemos que… José Antonio no está muy bien sicológicamente.

-¿Cuando Ud, hace años, le conoce se le presentó como militar?

-Se me identifica como militar y como miembro de un cuerpo de seguridad del Estado. Y bueno, lo encuentro normal que pueda conocer dentro de mi ámbito a un miembro de las fuerzas de Seguridad del Estado.

-¿Estamos hablando del CNI?

-Estamos hablando del CNI, correcto.

-¿Y a Ud le consta que Acedo haya hecho trabajos para el CNI?

-A mí personal y directamente no me consta.

-Volvamos a su llegada a Almería. Su amigo  supuesto agente y militar le pide que haga gestiones políticas en Almería. ¿Cuáles, para quién y cómo fueron esas gestiones?

-El amigo que tenía el problema se llama Demetrio Carmona del Barco. El 7 de febrero, jueves, yo me traslado a Almería y organizo telefónicamente, sobre la marcha, una entrevista con Gabriel Amat quien me dice, “Pepe, tu no hace falta que me pidas audiencia, te vienes a la Diputación y te atiendo”. Le digo, Gabriel es para hablar del tema de Demetrio Carmona. Y así quedamos. El día de la cita llegué con tiempo para poder aparcar. En la misma puerta de la Diputación me recibe el Jefe de Seguridad del presidente quien, tras confirmar mi nombre, me da indicaciones para aparcar en un callejón cercano al mercado, que él ya había hablado con la policía local para que no me multasen el auto. Y así fue.

-Así que ¿Ud. es el que organiza directamente la entrevista con Amat, sin que intervenga el Abogado del Estado Carmona?

-Sí sí, la entrevista la organizo yo, Josep Abad Marcos con Gabriel Amat, directamente. Fue un gestión mía.

(En su día el presidente Amat reconoció a preguntas de IU en el pleno de la Diputación de Almería que había recibido a Demetrio Carmona como Abogado Jefe del Estado para hablar de asuntos propios de su competencia profesional. En ningún momento citó a Abad Marcos como la persona que concertó el encuentro. Amat ni siquiera lo mencionó.)

-¿Ud y el Sr Amat se conocían?

-Sí, desde luego. Nos conocemos desde el año 2003 o 2004 por diferentes asuntos inmobiliarios. Yo trabajaba en negocios con las familias Llauradó y Sanahuja, ambas catalanas, con interés entonces en el sector 55 de Roquetas de mar.

(Ahora como conocido como Z-SAL-01, vulgo Las Salinas)

-Por tanto Amat se acordaba de Ud.

-Perfectamente. Es más, ni lo dudaba al llamarme directamente “Pepe”, igual que el alcalde Luis Rogelio me llama “el catalán”.

-¿Y qué sucede en aquella reunión?

-Antes de la reunión tomamos café el Jefe de Seguridad de Amat y yo, esperando a Demetrio Carmona, al que yo no conocía personalmente, solo por teléfono. Al llegar nos saludamos y el Jefe de Seguridad nos acompañó, sin registros ni nada, directamente al antedespacho del presidente Amat.

-¿Y?

-Nos atiende su secretaria y le digo, soy José Abad y el presidente nos está esperando, he concertado una cita con él. Al momento salió Gabriel y me saluda, “hombre Pepe cuanto tiempo sin verte” y me da un cordial abrazo. Demetrio es testigo de lo que digo. Y mirando Amat al Abogado del Estado va y le dice, “hombre Demetrio, tú por aquí”. Nos mete en su despacho y comenzó propiamente la reunión.

-En algún momento de aquella reunión se abordan asuntos propios de la Abogacía del Estado entre el Sr Amat y el Sr Carmona?

-No, difícilmente. El día que nos entrevistamos con Amat, el 7 de febrero, el Jefe de la Abogacía de Almería ya llevaba una semana cesado en el BOE. Y desde mucho antes ya se sabía oficiosamente que le iban a cesar en el cargo.

-Entonces ¿de que hablaron?

-Hablamos de la operación de acoso y derribo del Abogado del estado, con documentación en la mano, todo con el objetivo de restituir a Demetrio en su puesto de Jefe.

-¿Y Gabriel Amat estuvo receptivo a sus planteamientos?

-Estuvo completamente abierto. Es más, me dice que ese fin de semana estará en un congreso en Madrid y “que no te preocupes, que este tema lo hablo directamente con Alberto Ruiz Gallardón”.

-¿Algo más que le llamase la atención de aquel encuentro?

-Sí, lo nervioso que vi a Gabriel, un hombre siempre sereno y templado, pues ese día, lo puede confirmar con Demetrio, Amat estaba especialmente nervioso.

(Conviene reseñar a titulo puramente informativo que cuando el presidente de la Diputación y del PP de Almería, uno de los hombres mejor informados de Almería, recibe a Abad Marcos y a Carmona en el Palacio Provincial, la Guardia Civil lleva exactamente nueve días investigando la O. Tres Reyes. Las llamadas de Abad a Amat para concertar la cita, sin embargo no han sido recogidas en el sumario)

-¿Es verdad que Ud amenazó a Gabriel Amat con sacar papeles?

-No, yo no amenacé. Yo le dije: Gabriel, mira, lo de Demetrio Carmona se tiene que arreglar de alguna manera y si no podemos hablar con alguna persona que tiene documentación y pueden salir papeles que no gusten a nadie.

-¿Y que le respondió Gabriel Amat?

-Me dijo, no tengas problema y me volvió a insistir en que hablaría ese fin de semana con “Alberto”, todos supimos a quien se refería. Así, añadió, que la semana que viene quedaba arreglado lo de Demetrio.

-Y de la Diputación se marchan a otro despacho oficial, el del Subdelegado del Gobierno.

-Sí, sin cita previa en este caso. Nos plantamos ante el subdelegado, sin pasar controles ni nada. Estuvimos unos cinco minutos con él y Demetrio le comenta que veniamos de ver a Gabriel Amat y que le pedía tan solo la puntuación que vosotros habéis dado de mi labor y servicios al frente de la Abogacía en Almería. Andrés García Lorca dijo, no te preocupes Demetrio, que yo envío a alguien a buscarla. A día de hoy, meses después, creo que nunca envió esas calificaciones del Abogado del Estado.


ACOSO Y DERRIBO

-En pocas palabras, ¿qué es para Ud la denominada policialmente Operación Tres Reyes?

-Para mi es una operación de acoso y derribo contra el Abogado Jefe del Estado en Almería, Demetrio Carmona, claramente vinculada a un fuerte empresario de la provincia de Almería, el cual mantiene una serie de deudas con la familia Carmona y desde hace muchos años.

-Habla Ud de una trama y de un empresario. ¿Cómo se llama ese empresario?

(Respira profundamente )

-Estanislao Berruezo.
Con este señor me reúno en un sola ocasión en el bar “La Gloria”, un sitio público. Quedo con él para hablar de un supuesto negocio. Pero cuando estamos cara a cara le digo claramente que hay que buscar una solución a lo de la empresa Caber con la familia Carmona. El me dice que ese no es el objeto de la cita. Yo le digo que si le digo el motivo real no me facilita el encuentro. Me remite a su abogado. Creo que la reunión fue breve, incluso cordial, solo que me llamó la atención cuando le dije: mira Estanislao, que tengo información de que hay cosas en Paraguay. Y me dice ¿ y qué has encontrado? Yo le respondo, tú ya sabes lo que es Paraguay. Y entonces me responde, y lo recordaré mientras viva: “a mi hijo que nadie lo toque, no hay más dolor para un padre que ver a su hijo en la cárcel. Y al hijo de puta de Demetrio Carmona lo quiero ver muerto”. Eso lo juro yo que lo escuché, por los dos hijos que tengo, aunque me tenga que pasar diez años más en El Acebuche, y así lo declaré ante la juez, porque es verdad.

-¿Y tras aquella reunión?

-Me puso en contacto con su abogado, Rafael salas y seguimos negociando una posible solución a la deuda que mantiene Caber con la familia Carmona. Con absoluta normalidad, como certifican los correos electrónicos cruzados y que ya están en manos de la Juez.

-¿Qué sabe Ud. de los famosos dinares iraquíes de Rodríguez Lozano?

-Pues lo que he leído en la prensa, lo que ha publicado La Voz de Almería, el único periódico que entra en El Acebuche junto al Marca. Eso y que José Antonio me comentó que había estado reunido con Manolo “el del puro” y que esos dinares son alegales. Yo nunca he estado con “el del puro”, ni le pongo cara.

-¿Quién es Nacho Flores?

-Me lo presentan como el que logra el contacto con Demetrio Carmona. Sé que en alguna ocasión ha mostrado una placa de “colaborador” del CNI. Una de las últimas veces la utilizó ante una chica en un club de copas de Málaga.

-¿Y Luis Miguel Graña?

-Una especie de guardaespaldas de Nacho, siempre iba con él, estaba a sus órdenes. Llegaron a decir que era un agente de la CIA que estaban intentando, Nacho y José Antonio, captar para el CNI.

-Ud en algunas de sus conversaciones del sumario critica a Nacho Flores…

-Sí, me daba que sospechar que Nacho manejase fajos de billetes.

-¿Cómo la trató la G. C. cuando le detuvieron?

-Nunca me mostraron una orden de detención, dijeron que se trataba de una identificación rutinaria, en plena calle y ante una guardería del barrio donde vive Demetrio Carmona. Después 48 horas en un calabozo, un bocadillo y un botellín de agua.

-¿Sospecha Ud, como otros imputados, de la imparcialidad del sargento jefe del Grupo que les investigó, dado su parentesco político con la familia Berruezo?

-Personalmente sospecho, como otros, que el Sargento “A” tiene que ver y mucho con la familia Berruezo.

-¿Le ha sorprendido conocer, por el sumario, que José Antonio y Nacho estaban preparando reunión con Estanislao Berruezo para hablar de negocios futuros?

-Me enteré anoche al empezar a leer el sumario. Lo hicieron a nuestras espaldas, pretendían llevar adelante negocios de tragaperras, pero a nosotros nunca nos dijeron nada.

-Me dijo antes que se había intentado suicidar. ¿Por qué?

-Porque es injusto que mis hijos tengan que soportar a un padre presidiario, si haber hecho nada malo a nadie..

(No puede seguir hablando. Rompe a llorar y se le entrecorta la voz de hombre duro que, en el fondo, parece un gran sentimental.
Queda fuera de la entrevista, de la misma forma que ha sucedido en el sumario, preguntarle por el asunto de unos supuestos bonos mejicanos de 1902 en cuya comercialización vía Suiza andaba metido el supuesto capitán Acedo. Un asunto bastante al margen del escenario almeriense y donde se habrían manejado ya millones de euros. O sea que hay más gente afectada. Aunque parece que Abad desconocía muchos de los negocios de quien en esta trama aparentaba ser su “jefe”, de la misma forma que Abad desconocía la aparente doble vida de su  viejo amigo José Antonio, el que trabajaba para “La Casa” y al que dejó solo hace una semana en el patio de la prisión de Almería.)

Publicada en Andalucesdiario.


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