A muchos socialistas andaluces
en estos días no les llega la camisa al cuerpo. Lógico. Están convencidos de
que la Juez Mercedes Alaya remitirá al Supremo, antes de agosto, parte de lo
actuado en el Caso Eres, tras haber imputado
a varios aforados, entre ellos al presidente de la Junta José Antonio Griñán
Martínez. Un fin de fiesta no esperado para el proceso de renovación
generacional que ha realizado el PSOE-A en muy poco tiempo.
El escándalo de los Eres en la
etapa Chaves, no fue la causa fundamental que movió a Griñán a la hora de
anunciar su paso atrás y retirada definitiva de la política. Sin embargo, cabrá
reconocer que el voluminoso procedimiento judicial y sus consecuencias políticas,
si ha sido determinante para que se produzca un cierre de filas de la
militancia a través de unas primarias, a las que por cierto le han sobrado doce
días. Más exprés, imposible.
Sin más datos que los que
ofrecen a diario los medios de comunicación y las redes sociales, es posible
aventurar que esa idea que tortura al inquilino de San Telmo y su partido, su
posible imputación, se está trasladando, como dándola por hecha, a la opinión
publicada y pública, por este orden.
La situación creada no le deja
a Griñán más salida que la espera, tensa y paciente espera, hasta que el día 25
comparezca y declare ante Alaya el que fuera Interventor General de la Junta en
los años del latrocinio de los Eres. La misma persona que en sede parlamentaria
juró el verano pasado decir verdad, también lo hará esta semana ante la Juez en
su defensa. Nadie lo duda. De sobras son conocidos sus argumentos, un discurso
con pitones, en forma de reparos, que se acercan demasiado a la taleguilla del
presidente en su etapa como Consejero de Economía y Hacienda. A juicio de
diversos juristas consultados, esta declaración podría ser determinante,
cuestionable jurídicamente a posteriori, desde luego, para que la magistrada parase
en seco la instrucción al aparecer acusado, por el ex Interventor, el hoy
presidente de la Junta y por tanto aforado. Un hecho que daría a continuación
trámite obligatorio de parte de la causa al Tribunal Supremo.
Siempre según la hipótesis
circulante en ámbitos políticos, Alaya, no obstante, mantendría el control
sobre la investigación, base de la macro instrucción de los Eres.
IU, los socios del PSOE,
siguen de perfil en este asunto. Lanzando mensajes, sin citar destinatarios con
sus nombres, pero dejando claras las líneas rojas que no están dispuestos a
sobrepasar. Se les nota más incómodos cada día que pasa. En privado no
disimulan. También comparten la desazón con el PSOE, especialmente Diego
Valderas, satisfecho del cumplimiento y de la marcha del pacto de gobierno de
coalición. No les interesa un adelanto electoral a IU. Les sucede como al PP, no
tienen ni candidato. Solo expectativas de votos que les van a quitar a sus actuales socios, al PSOE. Tampoco les
gustaría ver a Susana Díaz desde el minuto uno jugando con ventaja, haciendo
campaña desde la presidencia de la Junta, con el Boja en la mano y en coche
oficial de presidenta.
En el PP están rezando a
Santiago y Santa Ana para que se confirme la imputación de Griñán. Saben que
sería lo único que vendría a salvarles de la tormenta perfecta, a amortiguar
mediáticamente el escándalazo del caso Gürtel/ Bárcenas/Rajoy/Arenas etc etc. Sería
un favor impagable de Zoido al apurado Mariano y a la desolada María Dolores.
Desde el PP-A siguen, mientras tanto, anunciando que viene el lobo de la
imputación. “Ya queda menos”, dicen algunos.
Pero aunque el recrudecimiento
judicial y político del caso Eres fuese previsible, decía que no fue
determinante en su día para que Griñán hiciese su anuncio de retirada. Sin
embargo sí pueden haber influido y mucho en el desarrollo de las primarias
veinte imputaciones en el segundo nivel de mando de la Junta. La mitad de los
militantes socialistas se han revelado como conservadores en esta ocasión, no
dispuestos a aventuras que se saben como empiezan pero no como acaban, máxime
en tiempos de congojas, penas y tormentos. Además, un porcentaje muy elevado de
quienes en el PSOE-A han avalado públicamente el lampuedusiano que todo cambie,
para que todo siga igual, forman parte de la red del poder socialista
distribuido en toda la comunidad. Una red controlada hace años desde los
aparatos del partido. Hasta la anti griñanista agrupación de Jaén ha arrimado
finalmente su hombro al oficialismo vencedor; ya se verá a cambio de qué,
seguro que cuanto se hagan las próximas listas.
El runrún de la posible
imputación de Griñán, lógicamente, ha llegado a esa militancia socialista que,
sin duda, ha considerado como una agresión externa en toda regla un hecho
judicial que está por llegar, que no se ha producido, pero del que todos
hablan. Pero sobre todo los socialistas
en su conjunto están convencidos, también irritados, por los beneficios
judiciales que otorga habitualmente al PP la instrucción de la Sra. Alaya en el
asunto de los Eres.
Al igual que está sucediendo
en el PP con el asunto Bárcenas, las filas del socialismo andaluz se han convertido
en una piña ante lo que consideran una amenaza con intencionalidades políticas
externas. He ahí , sin duda, una, solo una de las muchas claves de la apuesta
mayoritaria por Susana Díaz en el PSOE-A. Santas palabras: no hacer mudanza en
tiempo de tribulaciones.
Publicado en AndalucesDiario.es
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