María Dolores Cospedal ha bajado el fin de semana a Sevilla
con dos objetivos. Por un lado dar su respaldo orgánico a Juan Ignacio Zoido y
por otro a marcar el territorio andaluz como suyo, frente a un Javier Arenas
que se va, pero se queda y que por ahí anda.
Todo ello sucede en un contexto político bastante tensionado
a consecuencia de los sondeos conocidos últimamente, más o menos cocinados, que
machaconamente apuntan una tendencia a la baja de los populares y, lo mollar en
este escenario, Zoido no tiene ni quiere tener madera de líder regional. Solo
alcalde.
Quien diga que en el seno del PP andaluz no se vive desde
hace semanas en un ambiente de primarias, es que no sigue los medios de
comunicación y lee entre líneas lo que dicen o no dicen los lideres más
notables del PP-A, Zoido sobre todo. Claro que ese debate no está reglado y
transcurre tras las peligrosas bambalinas de la conspiración entre clanes,
familias e intereses de lo más diverso. Ahora, por cierto, todo algo más
complicado por la ocurrencia del juez Ruz de pedir los papeles de la caja de la
gerencia andaluza del PP. Sobre todo tras la aparición de la empresa familiar
del ex Gerente en los papeles del ex tesorero del PP Luis Bárcenas.
Por si había alguna duda Cospedal ha querido recordar que
Zoido es un ganador de elecciones. “Sí,
sobre todo en Sevilla”, susurraron algunos con doble intención. Que
tiene todo su apoyo desde la Secretaría General, puesto número dos en el puente
de mando del PP tras Mariano Rajoy con el que Zoido dice que habla “habitualmente”,
cada vez que lo necesita.
Con este mensaje de apoyo al alcalde de Sevilla, en su
calidad de presidente del PP andaluz, Zoido tiene definitivamente las manos libres y
sale muy reforzado para tutelar la
operación cambio del recambio. Esto es proponer al partido, de acuerdo con
Cospedal, claro, a la persona que lidere el PP y que encabece el cartel
electoral de las próximas autonómicas.
El delfinario popular se ha ido ampliando conforme pasaban
los meses del primer año tras la amarga victoria del 25M. Pero sobre todo tras
asegurar Zoido, por activa y por pasiva, que solo quería seguir siendo alcalde
de Sevilla. Palabras y comportamientos que le han colocado frente a intereses
concretos de los suyos en otras provincias. Lo del dragado del Guadalquivir
frente a lo que defienden desde el PP de Cádiz, es solo la última guinda a un
rosario de tensos desencuentros políticos y geográficos internos. Especialmente
con la organización malagueña, que no parece dispuesta a permitir que, una vez
más, se les escape la oportunidad de colocar a un malagueño en los carteles del
PP a la Junta. O lo que es lo mismo, a dirigir los destinos del partido en los
próximos cuatro años, con todo el poder que administra en Diputaciones y
ayuntamientos en toda la comunidad. Entre otras cosas porque el PP de Málaga es
la organización que porcentualmente ha obtenido los mejores resultados
electorales en el conjunto andaluz.
Sin forzar mucho la memoria en la historia política andaluza,
solo sobresale en el recuerdo el abogado de UCD, Luis Merino Bayona, como el
nombre de un malagueño como cartel en unas autonómicas, las de 1982 frente a
Rafael Escuredo.
-El delfinario anda
revuelto.
El recambio del cambio en el PP andaluz está en marcha y en
las aguas del delfinario, para la opinión publicada y pública, han quedado
chapoteando destacados sobre los demás dos delfines y una delfina. Pero no son
estos los únicos que tiene el PP-A para afrontar un reto que, a priori, no
huele a victoria ni a un deseo de cambio de los andaluces, al menos a día de
hoy.
Claro que todo depende del método a emplear para la
nominación del nuevo líder de la derecha andaluza. Si dedazo y congreso a la
búlgara o un proceso de consulta interno para poner un nombre de amplio
consenso de las bases y cuadros andaluces del PP, democracia interna, que se
llama. Elección que, sin duda, supondría un test de apoyo para conocer de
antemano la aceptación del candidato o candidata entre los votantes e
indecisos.
Confesando de antemano la subjetividad que puede llevar
consigo la opinión, permítanme un repaso a una serie de nombres que, a mi
juicio, reúnen condiciones para figurar en una terna de posibles candidatos del
PP a presidir hipotéticamente el gobierno regional.
Para arrancar, vayan los tres nombres que se están barajando
como finalistas del casting para este reality
político de la derecha andaluza.
-José Antonio Nieto.
Alcalde de Córdoba, diputado en el Parlamento andaluz. Parece que bastante
apoyado por Cospedal y ahora por Zoido, es a día de hoy el candidato con
mayores posibilidades de alzarse con la nominación.
Le avalan sus resultados en Córdoba y su gestión, sin
grandes convulsiones, como alcalde de la ciudad que en épocas pasadas fue de un
califa y una rosa. Y que tenga voz en el Parlamento de Andalucía, que la tiene.
El lejano rumor de que Nieto se habría acercado
excesivamente a Cospedal, provocó en su día que Arenas precipitase su sucesión
en la persona de Zoido, al que no logró imponerle a Antonio Sanz como secretario
general. (Cargo al que Sanz dice que renunció desde el minuto uno).
Nieto, por tanto, es de todos los nombres barajados quien
reúne a su favor más circunstancias favorables. Pero aún sigue en la gran pecera
de los delfines, junto a los demás.
-José Luis Sanz.
Es alcalde de Tomares, pero su acta es de senador del Reino. O sea, nada útil
para bregar en Andalucía. Una circunstancia que, llegado el caso, le colocaría
como a Javier Arenas en el tiempo que, sin ser diputado andaluz, tuvo que
hacerle la oposición a Manolo Chaves desde la fría calle. Sería el candidato ideal
para Zoido, pero su falta de imagen, su reconocida timidez, pero sobre todo el
“ser de Sevilla”, son circunstancias que jugarán en su contra. A su favor su
seriedad en el ejercicio de la política y su capacidad de gestión, aunque la
oposición le haya echado en cara una lubina de 40 pavos. Sea cual sea el
resultado final Sanz ejercerá un papel importante, clave, en la nueva dirección
que salga de este proceso, desde luego siempre a la sombra de JIZ , seguramente
en la secretaría general como ahora.
-Mª Carmen Crespo.
Es la delegada del gobierno, fue alcaldesa de Adra y parlamentaria andaluza. Ni
en una ni en otra tarea alcanzó especial proyección su gestión, algo que sí
está adquiriendo como jefa de los subdelegados, en tanto que Delegada del
Gobierno en Andalucía. En la cuota territorial, Crespo representa a otra
provincia donde el PP es electoralmente fuerte y hegemónico, liderado de forma
exitosa por Gabriel Amat y ayudado por el propio Arenas, diputado por aquella
circunscripción. Crespo estaría bien vista por el “arenismo”, pero en el
tablero real de operaciones no parece que su falta de experiencia y recorrido
en la política regional, sea algo que juegue a su favor.
-Juan Manuel Moreno
Bonilla. Es un malagueño nacido en Barcelona que actualmente ocupa el
puesto de Secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, como número
dos de la ministra Ana Mato. De hecho, aseguran, de un tiempo a esta parte es
Juanma quién lleva el peso de grandes áreas del ministerio. La ministra,
lógicamente, flaquea con la que le está cayendo. Moreno Bonilla está
considerado, por tanto, cuota en el gobierno de Javier Arenas, como la propia
Ana Mato. El Secretario de Estado tiene un perfil magnífico para ocupar el
cartel andaluz del PP. Currículo político notable, militando desde abajo en las
NNGG, con amplia experiencia y formación. Además es malagueño. En su contra la
complicada situación de la ministra a cuenta del caso Gürtel, algo que
concluirá más tarde que temprano con su cese o dimisión. Momento en el que
Juanma Moreno podría, perfectamente, acceder al despacho de ministro de
Sanidad, garantizando la continuidad de la gestión en marcha. De ser el elegido
aparecía en el ruedo andaluz con el hierro de Javier Arenas, algo que no parece
que coincida con la línea iniciada por Cospedal. No obstante no es un nombre
que convenga descartar definitivamente de la carrera. En política un año es una
eternidad.
-Carlos Rojas. Es
actualmente el portavoz del Grupo Parlamentario del PP. Con experiencia
municipalista como alcalde de Motril, Rojas es un demócrata convencido y
practicante que sabe aplicar las formas con corrección sin perder un ápice de
dureza en su critica al adversario. Presenta una imagen moderada que, desde
luego, ha chocado históricamente con el conservadurismo extremo de quienes
controlan el PP en Granada, su provincia. Difícil, por tanto, hacer carrera sin
una base de apoyo territorial que Rojas no tiene en su circunscripción de
origen de la que, no obstante, llegó a ser el cabeza de lista. Carlos Rojas, en
caso de ganar el PP, sería mejor presidente del Parlamento que de la Junta. Y
cabe dudar de que llegase a ser el presidente que el PP necesita en esta
compleja travesía hasta 2016.
-Esperanza Oña
Sevilla. Es alcaldesa de amplias mayorías absolutas en Fuengirola desde
hace años. A los del PSOE le ha condenado a reunirse prácticamente en un taxi.
También es parlamentaria desde hace varias legislaturas. Llegó a ser portavoz y
su paso por la tribuna del Parlamento se hizo notar. Especialmente activa en la
estrategia electoral en la provincia cuando las municipales últimas, donde
ampliaron concejales. Mujer sin complejos, de derechas y pragmática. Una
especie de Esperanza Aguirre andaluza, sin titulo nobiliario, pero con
carácter, que dice lo que piensa sin temor a lo que digan los mandarines de
turno entorno a la mesa camilla del partido. Un verso suelto en el PP andaluz
arrojado del Olimpo arenista por
pensar y opinar en libertad. Ahora ha vuelto a retomar la línea caliente con la
dirección regional a través de Juan Ignacio Zoido del que presume de ser amiga
personal.
--Alicia Martínez
Martin. Es diputada por Sevilla y
arquitecta de profesión. Una mujer muy cercana a Zoido que está siendo una de
esas pocas revelaciones de la legislatura que van creciendo conforme pasan los
días, las semanas y sus comparecencias públicas. Las apariciones en rueda de
prensa de la Sra. Martínez, destacan por su elegancia y su claridad a la hora
de transmitir los mensajes, huyendo de la frivolidad, la marrullería o la media
verdad como argumento central de su intervención, con una contundencia excepcional en sus exposiciones,
intelectualmente decentes y rigurosas. Todo ello están convirtiendo a Alicia Martínez en un
mirlo blanco al que conviene seguir, observar y cuidar como especie a proteger
entre nuestra fauna política.
-El poder es lo que
cuenta.
La lista podría ser más larga, señal de que hay cantera en
el PP andaluz, como también la hay en los otros partidos, aunque siempre acaben
mandando los mismos de las, para algunos, décadas prodigiosas. Quizás
olvidan que, hoy en día, los ciudadanos escrutan más que nunca a los personajes
públicos. La exigencia de transparencia en un clamor callejero. Hasta en la
cola del súper he oído hablar de transparencia. No sucede como antes, que
tapándole la boca con comida a cuatro medios, ya se tenia todo controlado y
secuestrada la información que es de los ciudadanos, no de los periódicos ni de
los periodistas. Ahora las redes sociales son potentes corre visillos que
destapan todo lo que se quiera ocultar. Afortunadamente ya va resultando muy
difícil vender gato por liebre, aunque algunos hacen esfuerzos por seguir
intentándolo.
Porque, desgraciadamente, al final todo acaba reducido a
eso. A mantener cuotas de poder y privilegios, no importando ni la capacidad,
ni la vocación de servicio, ni la calidad de sus cuadros y militantes para
aportar soluciones nuevas a la sociedad. Savia fresca. Solo interesa el control
del partido, por eso no acabaran eligiendo al mejor, sino a quien garantice el statu quo en este juego de tronos de la
política en la que se ha convertido el PP últimamente. Exactamente igual a lo
que sucede en el PSOE donde, por cierto, presumo una candidata llamada Susana.
Lo digo por si les ayuda en su puzzle pepero.
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