El presidente Griñán concluye una de sus peores semanas como
Presidente de la Junta de Andalucía. La ofensiva de la juez Mercedes Alaya en la
instrucción del escándalo de los Eres, aparentemente sin grandes novedades
sobre lo que ya se conocía e intuía desde hace meses, se ha convertido en un
contexto nacional de denuncias de corrupción generalizada en un autentico
calvario para los socialistas españoles. No hay tertulia o información
periodística que no sitúe al mismo nivel el escándalo de supuesta financiación
del PP – Gürtell/Bárcenas- con el saqueo andaluz del dinero de los parados
durante una década en el corazón de la Junta, en la mismísima Consejería de
Empleo.
Griñán, tras los detalles conocidos a raíz de la primera
parte de la Operación Heracles, tuvo
sin embargo reflejos suficientes para intentar demostrar que “no somos lo
mismo” y pidió a las pocas horas comparecer en el Parlamento para dar
explicaciones. Cosa que no hace Rajoy se oyó reiteradamente como reproche en
sede parlamentaria al combativo PP.
Tras la sesión del pasado jueves poco o nada nuevo se pudo
obtener en claro. Quizás lo único que quedó en evidencia en el salón de plenos
del viejo hospital de las Cinco Llagas fue un estado de cabreo bastante
evidente en el entorno más cercano del Presidente. Consideran que está siendo
objeto de una “cacería política” – “caza mayor” dijo IU- por parte del PP y de
los medios, fundamentalmente los alineados editorialmente con la derecha. El
propio Griñán no fue capaz de ocultar su irritación ante “las mentiras y
falsedades” del líder de la oposición y alcalde de Sevilla Juan Ignacio Zoido.
El presidente del PP, en realidad, fue la única voz crítica del acalorado pleno,
también reiterativa remontándose a Monteseirín y a Mercasevilla, frente a los
portavoces de IU, del PSOE y el propio Griñán. A su lado, sentado y mudo en su
escaño, un Javier Arenas ausente, cuyos pensamientos posiblemente estaban muy
lejos de la cámara autonómica; quizás en los manejos para defenderse de alguien
que conoce muy bien, Luis Bárcenas, porque fue – y es- un gran amigo suyo. Como
resultado ahí quedó el viernes por la mañana el artículo bomba del maestro Raúl
del Pozo abriendo a tres columnas en la portada de El Mundo.
Todos coincidieron a la hora de reconocer el fiasco de la
Comisión de Investigación parlamentaria sobre los Eres el pasado verano. El
propio Zoido no fue capaz de explicar, a preguntas del portavoz de IU, José
Antonio Castro, por qué el PP no se sumó entonces a votar a favor de exigir
responsabilidades políticas a los dos ex consejeros de Empleo- Viera y
Fernández- directamente afectados por no controlar lo que sucedía con un bocado
importante del programa de ayudas socio laborales de la Junta. Tampoco supimos si
el PP entregará algún día los miles de
folios de la Faja Pritica de Huelva, con un Ere también rarito, pero gestionado
en parte por el gobierno Aznar y Zoido como Delegado del Gobierno.
Tendrían que pasar solo unas horas tras la sesión para que
desde el Gobierno, Carmen Martínez Aguayo, consejera de Hacienda, reconociese ante
las cámaras de Canal Sur TV que tanto el actual diputado José Antonio Viera y
el imputado ex consejero Antonio Fernández, eran responsables políticos de este
monumental escándalo. Una declaración,
se apresuraron a indicar en el entorno del presidente, que había realizado
Aguayo poco menos que como ciudadana, no como consejera, ni como miembro del
ejecutivo, ni como la persona más cercana desde hace años a Griñán. O sea, la
entonces viceconsejera que recibió los papeles de Intervención y que no elevó a
su entonces jefe Griñán.
Formalmente y en público el PSOE sostiene que las
responsabilidades políticas se buscarán una vez concluya la instrucción
judicial de Alaya y que será entonces,
no antes, cuando a Viera y a Fernández se les pueda señalar como políticos
responsables de no controlar a Guerrero y sus manejos con los dineros del
presupuesto de la Junta.
En privado, cuadros socialistas, alguno con vara alta de
mando, sostienen que limitar las responsabilidades políticas a Javier Guerrero
– tal y como el PSOE se apresuró a proclamar tras lo declarado por Aguayo- es
tanto como considerar lela a la opinión pública. Nadie se traga esa tesis y
mucho menos quiénes recuerdan como ha funcionado el PSOE y el gobierno andaluz
a lo largo de las dos décadas últimas.
- La troika: Chaves,
Pizarro y Zarrías.
Bajo la presidencia de Manuel Chaves, que sustituyó a un
defenestrado Rodríguez de la Borbolla a principio de la década de los noventa,
el PSOE estableció una fórmula de funcionamiento que les fue razonablemente
bien desde un punto de vista orgánico y electoral. Chaves, que llegó a
presidente de la Junta sin muchas ganas, -“candidato a palos” se le llamó- hizo
un reparto del poder interno que le permitió gobernar Andalucía sin sobresaltos
y con cierta paz interna.
Por un lado puso al frente del aparato del partido al
gaditano Luis Pizarro y como controlador del ejecutivo a Gaspar Zarrías. Nada
escapaba al control de ambos, ni el vuelo de un moscardón. Enfrente
tuvieron durante muchos años a una débil oposición, PP e IUCA, que se hartó de
clamar en el desierto de repetidas mayorías absolutas. Y cuando le hizo falta
al PSOE una muleta para gobernar recurrieron a Rojas Marcos que le prestó, bien
pagados por cierto, sus tres votos andalucistas en dos legislaturas sucesivas.
La consejería de Empleo, también la de Innovación o Fomento,
se iban a convertir durante muchos años en departamentos claves de la Junta
para crear y mantener una extensa red clientelar en toda la comunidad andaluza.
Una fórmula, por cierto, que no aplica en exclusiva el PSOE, también el resto
de partidos que, a más cuota de poder institucional, más dinero destinan para
amarrar apoyos aquí y allá entre militantes, “amigos” o familiares de los
respectivos partidos. Sin duda un agujero negro del sistema de partidos.
De ahí que ambos departamentos establecieran especiales
líneas de actuación escasamente justificadas a la hora de distribuir y
adjudicar determinadas subvenciones de fondos públicos. Un repaso exahustivo
del BOJA de estos años ilustra muy bien este tipo de prácticas en el caso de
los Eres. También se están viendo parecidos métodos tras la judicialización caso Invercaria, el
Ere de los ricos.
Ha llegado a ser tan poco ortodoxa la forma de gobernar estas
parcelas gubernamentales que, en muchos casos, se daba el dinero antes incluso
de formalizar los correspondientes expedientes administrativos. La mayoría de
las veces se justificaba apelando a la urgencia de los conflictos socio laborales
en ciernes. Hay que garantizar la “paz social” se decía. La red clientelar,
trufada con pequeños, medianos o grandes incendios en empresas que ponían en
peligro cientos de puestos de trabajo aquí y allá, justificaba para algunos dirigentes
hacer de su capa un sayo. En esos años es imposible imaginar que todo esto se
hiciese sin que Chaves, Zarrías y Pizarro, entre otros, tuvieran conocimiento
de lo que sucedía con el dinero de los presupuestos para ayudar a trabajadores
y empresarios.
He aquí pues el nudo gordiano de las responsabilidades políticas
del caso Eres.
-Griñán no habla con
Chaves de los Eres.
Griñan le ha confesado hoy a Luis Barbero en El País
que nunca ha hablado con Chaves del caso Eres.
-“No hemos tenidos que
hablar. Los dos procedemos del mundo laboral y sabemos que son estos fondos,
que siempre han existido. Y no tengo duda de la legalidad de los fondos, que
estaban en los presupuestos con una memoria de a qué se tenia que dedicar”.
También aclara que no ha recibido presiones del equipo de
Chaves – “Jamás, yo no lo habría consentido”- y se desmarca elegante y
afectuosamente de lo dicho por Aguayo sobre las responsabilidades políticas de
Viera y Fernández.
-“Siempre he estado de
acuerdo con mi Consejera de Hacienda. Con Carmen Martínez Aguayo puedo estar de
acuerdo o no y ella lo ha dicho como Carmen Martínez Aguayo.”
Griñán y la actual dirección socialista parece que quieren
alejarse de posicionamientos públicos que pongan en peligro la frágil unidad
interna del partido. Prefieren que la responsabilidades políticas se sustancien
impulsadas por acontecimientos externos, o sea, la instrucción judicial. Y
salvo sorpresas de última hora, todo apunta que la eternamente aplazada
imputación del diputado José Antonio Viera por parte de la juez Alaya,
supondría el punto y final sevillano a la instrucción de los Eres que pasaría
al Tribunal Supremo.
Así, con dos ex consejeros imputados, quedaría expedita la
vía que conduce a quien les nombró y permitió tantas y tantas irregularidades
en la gestión de la consejería de Empleo durante una década.
El sumario de los Eres no parece que sea ajeno a la caída en
picado que está sufriendo el PSOE en las encuestas de intención de voto. Es el
gran escandalo que, día a día, desgasta a los socialistas, situado al mismo
nivel mediático que el caso Gürtell/Bárcenas o el del Instituto Noos,
actualmente los tres grandes culebrones de la corrupción española.
He oído en las últimas semanas a varios cuadros socialistas
que, de forma reservada, dicen cosas como esta:
-“El daño que los Eres
están causando al partido es impresionante y muchos no entendemos como Manolo
Chaves, en un gesto de generosidad y de ética política, no ha sido capaz aún de
dar un paso al frente asumiendo sus responsabilidades, abandonado su acta de
diputado y la primera línea de la política. Y junto a él los que estuvieron en
esos años en el control del partido y el gobierno, Luis Pizarro y Gaspar
Zarrías. Unas dimisiones que, además de dar ejemplo al PP ante la sociedad, nos
permitirían recuperar cierta autoridad ética y moral frente a la derecha. Sin
duda bajaría y mucho la presión que reciben Griñán, Rubalcaba y el partido en
su conjunto.”
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