Tres decretos de prisión, dos de ellos dictados al amanecer
de este Viernes de Dolores, son de momento el balance más noticioso de la Operación Hercles, diseñada y ejecutada
en el contexto del Caso Eres por la Juez Mercedez Alaya.
Junto a Javier Guerrero, ex director general de Trabajo, que
ha vuelto a prisión, estrenan celda en Morón y Jerez dos personajes claves de
la trama. Se trata del ex sindicalista Juan Lanzas – “el conseguidor”- y de Antonio
Albarracín, Director General de Vitalia, una de las aseguradoras que se han llevado
68 millones en abultadas comisiones, según certifica la Cámara de Cuentas de Andalucía.
(Casualidades de la Era gloriosa de pelotazos: exactamente los mismos millones
que se ha llevado la cúpula de Bankia).
A ver que pasa hoy y mañana con los abogados, también
detenidos, que han resultado implicados por su participación parece que directa
en una diabólica cadena de mercadeo con el dinero púbico de los parados
andaluces.
Las nuevas revelaciones judiciales, independientemente de si
al final resultan ochenta o cien los imputados en este macro sumario, confirman
todas las sospechas que durante dos años largos se han mantenido privada y
públicamente entorno al modus operandi
de una perfecta trama incrustada en la mismísima Junta de Andalucía, a través
de su Consejería de Empleo. Una trama, por cierto, que ha dispuesto de tiempo
más que suficiente en estos años como para destruir pruebas, ocultar pistas y o
preparar su defensa amurallada desde sus ya lejanas imputaciones en el
calendario. Algo que a todos sorprende en la instrucción de este caso.
-Un “títere” llamado
Javier Guerrero.
Esta historia parece que va quedando perfilada hasta en sus detalles políticos más chuscos.
Estamos ante un partido y un gobierno - PSOE-A- que destina y aprovecha una
partida mil millonaria para comprar paz social y crear o mantener una red
clientelar, muy propia en territorios de partidos hegemónicos. En este contexto
un hombre débil y poco riguroso, Javier Guerrero, llega a Director General con
una inquietante biografía de problemas personales a la espalda. Ha sido aupado
por un grupo de notables socialistas sevillanos que, sin duda, sabrán
aprovecharse de la debilidad y ductilidad del simpático personaje, convertido
para muchos en "un títere", volcado sobre todo en operaciones de empresas en la provincia de
Sevilla. El consejero que le nombra fue Guillermo Gutiérrez Crespo, al que le
iba a sustituir meses después José
Antonio Viera, en esa época hombre de confianza de José Caballos, posiblemente
el único socialista de la cúpula que conocía a bien y a fondo a Guerrero desde su etapa
de alcalde de El Pedroso. Es más, todo apunta a que Pepe Caballos junto a Viera
fueron los auténticos valedores políticos del avispado Director General de
Empleo. O sea, el nombramiento que realiza Gutiérrez está apuntado desde la agrupación
provincial del partido. (En la etapa de Chaves, los secretarios provinciales
tenían derecho de veto o proponían directamente al consejero a quien debía
nombrar delegado de su departamento en “su” provincia. Esa tradición la derogó Griñán con
el nombramiento de la Delegada de AASS en Almería, hace dos años enfrentándose
al secretario entonces Diego Asensio)
A partir de ahí, con un personaje tan peculiar, recién
divorciado de su esposa y entregado a la causa de la Dirección General tras haber sido
alcalde de su pueblo, todo fue coser y cantar para el negocio montado entorno a los
Eres. Despachaba algunos asuntos oficiales en los bares o restaurantes, casi siempre
hasta altas horas de la tarde para cerrar los tratos problemáticos. Los
problemas se resolvían con dinero no sometido al “control coñazo” de los
Interventores.
Que el presidente Chaves tenía que viajar a tal provincia y allí había una empresa en crisis y con sus trabajadores haciendo ruido en las calles con cacerolas, pues “que lo arreglen”. Y allí aparecía el fontanero Guerrero dispuesto a taponar las vías – negociar, hacer los papeles con Lanzas y soltar la pasta- vías que inundaban las múltiples plazas de la entonces incipiente crisis industrial de Andalucía. Los socialistas estaban instalados en la política del “hágase” o el ordeno y mando, olvidándose por completo de lo que costaba cada decisión y, sobre todo, de qué forma se gastaba, o sea sin el obligado control del presupuesto público.
Que el presidente Chaves tenía que viajar a tal provincia y allí había una empresa en crisis y con sus trabajadores haciendo ruido en las calles con cacerolas, pues “que lo arreglen”. Y allí aparecía el fontanero Guerrero dispuesto a taponar las vías – negociar, hacer los papeles con Lanzas y soltar la pasta- vías que inundaban las múltiples plazas de la entonces incipiente crisis industrial de Andalucía. Los socialistas estaban instalados en la política del “hágase” o el ordeno y mando, olvidándose por completo de lo que costaba cada decisión y, sobre todo, de qué forma se gastaba, o sea sin el obligado control del presupuesto público.
Ahí entró en acción Guerrero al que el ex ugetista Juan
Lanzas le pilla rápidamente la matricula y el resto ya se intuye como terminó.
Con un expolio que, tirando alto, no superará los cien millones de euros.
(Desde luego no del robo de más de 1.200 millones de los que habla maliciosamente el diputado
Rafael Hernando desde filas del PP, tan ejemplares en esta materia).
Juan Lanzas se acerca a Guerrero con las credenciales de viejo
compañero de luchas en UGT y amistades comunes poderosas. De quien presume
especialmente el jienense de Albanchez, es de su paisano Gaspar, “El enano”
como le llamaba, demostrando un tono de camaradería y confianza. Gaspar
Zarrías, en efecto, conoce bien al personaje, aunque como siempre el político
de Jaén ha sabido desmarcarse de tan peligroso amigo en estos tres años.
El negocio entorno a los Eres creció sin problemas y la
ausencia de controles, sustituidos por charlas de casino o notas de posit, no provocó en la calle ruido de ningún
tipo. Todo medio funcionaba para algunos, los que mandaban, y todos ellos
vivían días de vino y rosas. Tampoco se recuerdan denuncias alarmantes de la
oposición del PP e IU al respecto. Sin embargo sí se observaron inesperadas
irrupciones empresariales próximas al clan de la Sierra Norte de Sevilla con
financiación fresca y, por aquel entonces, de origen desconocido. Solo eso. Al
final, a cuenta de un intento de soborno en Mercasevilla, con Monteseirín de
alcalde, se abriría la espita judicial del gran negocio montado al calor de los
Eres de Andalucía.
-¿Quién denunció
primero Chaves o Zoido?
En las últimas horas se ha recrudecido la batalla política
entorno a quien denunció primero ante la justicia el caso de los Eres
fraudulentos. Que si la Junta de Andalucía, cuando Juan Gallo jefe de Gabinete
de Chaves recibió la grabación con el intento de soborno y las mandó al Fiscal, o cuando Juan Ignacio
Zoido tres meses después presentó querella ante el juzgado y, de verdad, empezó a investigarse la
cosa.
Los dos tienen razón, pero la realidad deja en evidencia el
papel de la Fiscalía en Sevilla cuya titular, María José Segarra, no activó
ninguna acción de investigación en tres meses, tras la entrega de la grabación
de parte de Chaves. Fue entonces, según argumenta Zoido, cuando verdaderamente
comienza a investigarse el Caso Mercasevilla de la mano de Alaya que derivaría
en la descubierta de la gran trama de los Eres.
Es cierto que la Junta entrega la primera el asunto a la
Fiscalía, como también es cierto que Chaves, ante la tardanza de respuesta de
la Sra Segarra, no movió un dedo para judicializar el intento de soborno y
chantaje a los empresarios del restaurante La Raza. ¿Supieron algo de esto los
Servicios Jurídicos de la Junta de Andalucía? ¿Nadie aconsejó al presidente que
había que insistir en la denuncia ante delitos tan graves?
Como también es cierto que cuando el PP se mete a denunciar Mercasevilla en el juzgado de guardia de Alaya, ya tiene datos que guarda sobre el alcance del “el
tinglado” en lontananza de los Eres y sabe que anda metido un tal Juan Lanzas, amigo de Zarrías. Intuye por tanto el PP carnaza electoral a medio y largo plazo, como así ha resultado en las elecciones
municipales y en las autonómicas.
De ahí el súbito protagonismo de Zoido estos días a cuenta de la
reactivación judicial del caso, después de tantas semanas callado en asuntos de
corrupción como Bárcenas o lo de Almería, por citarle otro escandalo en ciernes de su propio distrito competencial.
Griñán por su parte ha optado por ponerse de perfil,
consciente de que le disparan con balas interventoras. No está cómodo, sabe que
sus adversarios internos están en el ojo del huracán de este escándalo, como
también sabe que el PP quiere su cabeza, llegando a comparar a Barcenas con
Guerrero. El presidente no puede estar ejerciendo dependiendo de los golpes de
sinceridad cada mañana de Guerrero, le han devuelto desde el PP. Sabe perfectamente Griñan que el Caso
Eres es una especie de “causa general” contra los últimos veinte años de
gobierno del PSOE, con su viejo amigo Manuel Chaves al frente. Etapa en la que
él ha sido coprotagonista, sí, aunque en realidad nunca se vio a Griñán
“tocando” los platos que se aderezaban en las cocinas del aparato del partido
en Sevilla. El siempre estuvo con la gente guapa del partido. Los exquisitos amantes de la ópera.
En IU están asustados, vuelven las viejas dudas de las vísperas
del bipartito. Se preguntan, con razón, si sus socios les han contado toda la
verdad y nada más que la verdad antes de la boda. No vaya a ser que la cosa
resulte finalmente algo más que las simples andanzas de “cuatro golfos” y a cortísimo plazo, antes de la Asamblea General de IU, aparezca
pesca de altura.
Desde que el bipartito se instaló en San Telmo, el sumario de los Eres
ha sido la espada que pende sobre el frágil cordón de intereses que unen a la
izquierda política andaluza en el gobierno andaluz.
Los últimos mensajes de Valderas no dejan de resultar
curiosos por contradictorios. Por un lado dice que si esto va a mayores habrá que replantearse el pacto con el PSOE y, por otra, recuerda a Pepe Díaz y
valora como su más importante herencia la “unidad” del Frente Popular de los
años 30. Se nota que se acercan momentos de cambios en IU.
La derecha y sus más cualificados voceros han optado por
poner ante IU el espejo de las contradicciones y jalean la ruptura del Frente Popular andaluz. Es la única esperanza que le queda a la maltrecha tripulación del
barco del capitán Araña, (Arenas) pero olvidan que IU, un año después, ya sabe
como sientan los mullidos sillones de gran clase, aunque vistan con chandal venezolano.
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