…habría tomado, sin duda, la iniciativa política en
Andalucía en estos días y en esta materia.
Toneladas de papeles judiciales sobre la corrupción en
España se amontonan en los accesos a las principales instituciones del país.
Casi de la misma forma que durante once días los sevillanos hemos visto la
basura apiñada junto a la puerta de nuestros portales.
Un auténtico estercolero nacional que, en solo dos semanas,
ha cosechado récords de seguidores con miles de ciudadanos, seguramente futuros abstencionistas
activos.
En este contexto de grave crisis social y política ha
sorprendido como el máximo dirigente político de la comunidad andaluza, el
presidente de la Junta, ha adoptado una actitud política pasiva, de
perfil bajo, todo ello en plena crisis de Los
papeles de Bárcenas. O lo que es lo mismo: el momento en el que a los
españoles se les ha acabado la paciencia con la variopinta corrupción que nos
consume como Estado Social y de Derecho.
El presidente andaluz no se ha distinguido en estas dos
semanas ni por sus declaraciones – Rubalcaba es quien ha llevado el espadón- ni
por sus iniciativas a favor de la lucha contra la corrupción y por la
transparencia en la administración autonómica que de él depende. Ni ha pestañeado
ante esos apuntes fotocopiados que hacen tambalear a su leal oposición con JIZ
al frente, pero con Javier Arenas detrás. Y parece que esta vez con
responsabilidades políticas en el gazpacho de apuntes (falsos o verdaderos) de
su antiguo compañero de pádel en Marbella, Luis Bárcenas.
-El Parlamento, de
vacaciones.
El presidente de la Junta no tenía necesidad de hacer el
ridículo como Artur Mas convocando una cumbre anti trinque en medio de la
pestilente política catalana del Caso Palau, Mataró, LLoret, Pallarols, ITVs...
Griñán sin embargo debería ser más contundente con los hechos, no con las
palabras, en su espíritu confeso de colaborar con la Justicia y exigir limpieza
en la administración de todos. Nada o poco puede hacer Griñán con las
instrucciones judiciales en marcha, salvo facilitar con celeridad la
documentación que se les solicite en cada momento y que su personación en los
procedimientos tengan el objetivo de buscar la verdad, no de taponarla como
ha hecho el PP en el Caso Gürtel.
Pero sí podría haber hecho Griñán un par de gestos políticos
que, sin duda, hubiesen valido más que mil palabras dichas ante los
periodistas.
Por ejemplo instar a su partido y a sus socios de IU a que pidan un pleno
monográfico en el Parlamento de Andalucía, vacacionando en la actualidad, sobre
el estado de la corrupción en nuestra comunidad. ¿ O una Comisión de
Seguimiento de la misma? En fin, algo, aire respirable.
La catarsis necesaria en esta materia en España no lo será si en Andalucía no se abren también las ventanas y se airean a fondo las
estancias. Las de todos.Todo ello sin olvidar que deben estar en las puertas
del Parlamento, los jueces y fiscales esperando cumplir con su obligación,
llegado el caso de que se hayan vulnerado las leyes.
Pero Griñán ha perdido una magnifica oportunidad – bien mirado aún está
a tiempo para reaccionar- de tomar la decisión de apostar de verdad por la lucha
contra la corrupción y el crimen organizado en Andalucía. Por cierto, una forma
de delincuencia que, según fuentes solventes, se entronca con demasiada
facilidad con la política convencional. El caso de la mafia rusa en
Lloret o similar podría muy bien repetirse en algunos lugares del territorio
andaluz.
Decía que Griñán podría haberse reunido en estos días con
los Fiscales de Andalucía, con su máximo responsable al frente, el Fiscal
Superior y apostar por dotar de cuantos medios sean posibles a las fiscalías
anticorrupción de Andalucía. Sorprende que no lo haya hecho aún cuando a su
lado, llevando la cartera de Justicia, está Emilio de Llera, Fiscal en excedencia desde que es Consejero y conocedor hasta antier mismo del
cúmulo de necesidades que padecen a diario sus antiguos compañeros y compañeras
fiscales.
Solo con decisiones de gobierno de ese calado, un dirigente
político transmite y demuestra a la ciudadanía su firme voluntad de poner su
importante saquito de granos de arena en la lucha de todos contra la corrupción
en la vida pública. El “y tú más” ya
cabrea porque se conocen los pecados y a los pecadores hasta la saciedad. La política del
avestruz, temiendo que a uno le saquen la basura de su propio partido, no es
más que seguir dando a la rueda para que todo continúe igual que hasta ahora. Y
ahí entraríamos en las responsabilidades políticas por omisión, de la que se
podrían escribir muchas enciclopedias a propósito de la España de los milagros económicos.
-Más medios para los
fiscales.
Hablando de dotación de medios a los fiscales, no se trataría
de que el Fiscal Superior dejase de viajar como hace por Granada en autobús urbano, junto
a sus escoltas, o tener un profesional que atienda a los medios en un Gabinete
de Comunicación, frente a la más de media docena de periodistas que dispone la administración
periférica de la Junta en Granada. Se trataría más bien de dotar de
funcionarios y medios técnicos las fiscalías de la comunidad donde se amontonan las
investigaciones, corriéndose el riesgo de prescripciones y, en muchos casos, la
victoria final de los delincuentes en medio de tanta dilación procesal.
Si de algo va a servir la crisis social e institucional
abierta tras conocer la opinión pública los denominados papeles de Bárcenas, es que la ciudadanía no parece dispuesta a seguir
creyendo en las palabras o promesas. Ya no les engañan más. Solo creerán en los hechos. Si el presidente Griñán quiere,
de verdad, luchar contra la corrupción en Andalucía, que ponga los medios a la
Justicia y sea bienvenido su silencio en medio de esta grave y compleja
tormenta nacional.
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