Cuentan que Zapatero había dibujado exactamente el perfil de los candidatos/as que quería para que le acompañaran en la dirección. He ahí Leire Patín, o a la alcaldesa de Albaida del Aljarafe, una señora con cerebro y con currículo. O sea que lo más interesante de ultimo cónclave, ese que ganó ZP a la búlgara, fue el ambiente calentito de los pasillos, el mosqueo de la delegación andaluza. Cuentan que la bronca y enfado entre Chaves y Bibiana Aído fue de verdad. Y cuentan también que a la vuelta del Congreso el que más deprimido está se llama Luis Pizarro que, para el núcleo duro del zapaterismo, representa dignamente una forma antigua y rancia de hacer política. Quien no pierde la sonrisa, cuentan, es Gaspar Zarrías. Ojo a Zarrías, se oye en San Vicente.
Una lectura política del congreso respecto del papel de la poderosa agrupación andaluza, apunta de entrada a que Zapatero no está muy satisfecho con el mantenimiento de las formas políticas en las formas de gobernar Andalucia. Él, un kamikaze en la escenografía política de España, considera que a su edad Manuel Chaves no implantará un nuevo talante si no lo ha hecho en estos años. Para colmo el tambaleo de la mesa camilla del socialismo andaluz, con gran inestabilidad por parte de las patas de Sevilla y Málaga, y las patadas bajo la mesa entre Jaén y Cádiz, está generando una nueva corriente generacional, con muchas mujeres felizmente interviniendo, que difícilmente puede controlar el aparato de Luis Pizarro. Un juvenil vendaval que no disgusta a ZP.
En definitiva, Zapatero como líder indiscutido del socialismo español, ha decidido controlar más directamente el cambio que debe producirse en las formas de conducirse el socialismo andaluz del siglo XXI. Lo sucedido en este congreso, el reparto de la tarta del poder en función de perfiles muy concretos elegidos personalmente por ZP, al margen de históricas cuotas territoriales dejando el PSOE-A en una desairada posición, describe de alguna manera el primer acto del proceso que desembocará en la jubilación política de Manuel Chaves.
El congreso que este fin de semana celebra el PSOE-A en Granada no va a ser un congreso de trámite. O quizás sí. Dicen que cambiará un 60% de la Ejecutiva Regional, pero seguirán mandando los mismos y prevaleciendo la misma política.
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