lunes, 30 de octubre de 2006

EL DENOSTADO ARENAS

Javier Arenas se reincorporó a la política andaluza, como presidente del PP, tras la inesperada pérdida del gobierno por parte de su partido el 14-M. Aquel retorno supuso para quien desde hace treinta años está en política activa, un duro revés. En el fondo, Arenas, tras ser ministro de éxito, vicepresidente del gobierno y secretario general del PP, hubiese preferido seguir en la política madrileña, la madre de todas las políticas. A su vuelta el panorama era desolador en Andalucía. En Jerez mantenían la alcaldía con pinzas, confiando en la palabra de Pedro Pacheco. La perdieron y de Maria José García Pelayo nunca más se supo. En Almería el problema era más duro para el PP. En la única provincia con hegemonía de la derecha, bajo la dirección de Arenas, el PP se había troceado en dos partidos y, con Arenas de vuelta, iba camino de crearse un tercero que, además, les robaría la única diputación por el procedimiento del tirón y con los socialistas como cooperadores necesarios. En Almería no le hicieron caso ni Gabriel Amat ni Luís Rogelio Rodríguez y dilataron meses las decisiones con Juan Enciso y José Añéz que acabaron montando el PAL, con el apoyo político descarado del PSOE con Manuel Chaves al frente.

EL BASTION DE LAS CAPITALES

Arenas se encontró sin embargo con unos ayuntamientos de capitales fuertes, hegemónicos, como los de Cádiz, Huelva, Granada, Málaga y Jaén, este último algo zarandeado por una larga crisis interna entre el alcalde y el partido. El de Almería pendía de un pacto con el GIAL. Todos esperaban de Arenas que centrase el partido, que integrase a los que se quedaron por el camino y que fuese capaz de generar confianza en el electorado de centro izquierda, el que da el gobierno a los socialistas desde hace dos décadas y media. Salvo la salida de Juan de Dios Martínez Soriano como presidente de Granada desde los tiempos de AP, pocos cambios ha impulsado Arenas en las provincias que hayan permitido intuir un deseo real de cambiar para ganar al PSOE, algo por cierto que le reclaman quienes ahora le critican por su audaz apoyo al nuevo Estatuto. En Málaga mantuvo a Joaquín Ramírez pese a ciertos desplantes a su autoridad y a la guerra de desencuentros que ha mantenido públicamente contra el alcalde. En Jaén ha logrado poner solo sordina a una batalla abierta entre Fernández de Moya y el alcalde Sánchez Alcázar. En Cádiz Teófila Martínez, algo despechada, se blinda en la tacita frente a la provincia en manos de Antonio Sanz, hombre de Arenas. En Huelva se impone Pedro Rodríguez como líder indiscutido. Y en Córdoba, tras la crisis de Enrique Bellido que destrozó al PP por la mitad, las esperanzas están puestas ahora en José Antonio Nieto, candidato a la alcaldía de Córdoba, dicen que una de las jóvenes promesas del centrismo político andaluz del futuro.

SE HA CENTRADO EL PP-A

El secretismo y el mutismo sobre los reiterados contactos entre Manuel Chaves y Javier Arenas en las últimas semanas, invitaban a pensar que no hablaban para leerse la buenaventura precisamente. Esta vez, nos decían por lo bajini, iban en serio. Se pusieron de acuerdo en lo que les unía y dejaron para el final la realidad nacional y otras cuestiones raritas. Con el diseño de una hoja de ruta, Arenas, ya había ganado su primera batalla política: romper lo que parecía un pacto de sangre entre el PSOE e IU. Una declaración histórica de principios de siglo en Córdoba, que no conocían ni las hijas de Blas Infante, puso el punto final al desencuentro de la Realidad Nacional. El PP-A, contra todo pronóstico, decía sí al nuevo Estatuto, causando inquietud en el aparato del PSOE-A y desconcierto en sectores de la derecha extrema del PP, que consideran a Zapatero en un momento de extrema debilidad política por el flanco norte, queriéndole abrir otro por el sur. De ahí que el presidente se haya implicado tanto en ceder y resolver el tema andaluz.
Arenas, que ha demostrado haber aprendido la lección histórica del 28-f, ha dado un gran paso para que el PP-A se convierta en una alternativa creíble y posible al socialismo de segunda modernización y de tercera generación. Arenas, además, ha crecido en independencia como líder dentro del PP. Y lo ha hecho con el apoyo y la complicidad de Mariano Rajoy, aún sacrificando su buena sintonía política con quien le hizo vicepresidente y secretario general, y convirtiéndose en objetivo de aceradas y humillantes críticas por parte de quienes deseaban un desenlace de desgaste y ruptura, criticas por cierto que le ayudan en su objetivo de centrar el PP-A.


SISMOGRAMAS

Uno. ¿Qué dos ex consejeros de Manuel Chaves van a asesorar a Paulino Plata en sus movimientos marbellíes como candidato? Pista: ambos son malagueños.

Dos. Santiago Herrero de nuevo en las quinielas para suceder a Cuevas. Atentos a la batalla por el sillón de la CEOE. ¿A que candidato apoyara el PSOE?

Tres. El caso Gran Plaza de Roquetas, test de Paulino Plata como responsable de Comercio para enseñar a los marbellíes como se arreglan las ilegalidades sin perder puestos de trabajo.

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