martes, 27 de mayo de 2008

ESCENARIOS DE CORRUPCIÓN


Les propongo un ejercicio cuya resolución final ofrecerá una fotografía más o menos exacta, más o menos enfocada, de esta Andalucía que nos ha tocado con notables focos de corrupción. Piensen en una ciudad o población cuya importancia, independientemente del número de habitantes, se mida por las hectáreas de su término y, sobre todo, si está enclavada en una zona de gran desarrollo turístico o urbanístico. En algunos casos el gobierno democrático de los intereses públicos estará en manos del PSOE (la mayoría), en otros del PP y en bastantes casos aislados por partidillos caudillistas o agrupaciones electorales denominadas independientes, con siglas, emblemas y todo, nacidas por el desprestigio del sistema de partidos y, también, porque intereses económicos las han impulsado y financiado para beneficiarse posteriormente del acta apadrinada.

El modelo que ha hecho furor en los últimos años ha sido, sin duda, el que se oculta detrás de avispados empresarios que saben poner velas al mismo tiempo a Dios y a Lucifer. Es la filosofía monetaria de los que verdaderamente controlan el poder real en nuestra tierra, empresarios que aprendieron rápido como corromper al político y de mil maneras distintas. Hay casos en los que “Don Dinero” impone, con nombres y apellidos, al concejal que deberá ser colocado en puestos de salida de esta o aquella candidatura. Incluso al que tiene que ser alcalde. Son los mismos que financian la preparación de oposiciones de futuros funcionarios técnicos y que, una vez colocados, se convierten en submarinos de lujo en el corazón de las administraciones que distribuyen el dinero público mediante concursos, concursos que en muchas ocasiones recaen en la empresa que les sacó del paro al acabar la carrera.

El control de las decisiones publicas, de los dineros de los contribuyentes, se convierten de facto en muchas ocasiones en vergonzosas trifulcas, normalmente soterradas, entre el político y quien le financió el escaño, obligándole a comulgar con ruedas de molino.

En esta ceremonia de la confusión entre lo público y lo privado, lejos de provocar sarpullidos ideológicos en sectores progresistas, hemos asistido con resignación al espectáculo de unos sindicatos fuertes en estructura funcionarial, pero escasamente prestigiados ante la sociedad por su docilidad manifiesta ante el poder del dinero, instalados en la mesa y los millones de la Concertación, a veces tranquilizando sus conciencias, creyendo que el que corrompe también crea puestos de trabajo, aunque sean efímeros.

Pero no crean, los contrapoderes tampoco acaban de funcionar, empezando por el papel de la prensa (que si hace falta se compra, con bicho dentro) y acabando por jueces, policías y funcionarios, algunos de los cuales han acabado imputados en procedimientos judiciales acusados de graves delitos, como la cúpula de la Udyco de Málaga o el Magistrado Juez marbellí Francisco Javier de Urquía.

Este es a grandes rasgos el “escenario tipo” de cualquier enclave andaluz que se precie de estar instalado en la Segunda o Tercera modernización del socialismo andaluz, hegemónico desde 1982. Un escenario que se reproduce machaconamente aquí y más allá, donde solo cambian los personajes, sus nombres, el volumen del negocio (y la mordida) o el termino municipal. Luchar contra este sistema de funcionamiento social y político no es fácil. En las Fiscalías y Juzgados se amontonan las denuncias y procedimientos, faltan medios, sobre todo funcionarios especializados en tareas judiciales y quien debe poner el dinero para que esto funcione, el político, no lo acaba de reflejar en la Ley de Presupuestos.

Ah, y algo importante: el dinero que enriquece ilegalmente a muchos en Andalucia, es dinero de todos, de nuestros impuestos anuales que en estos días estamos ajustando con la Agencia Tributaria. Por cierto, la AT tiene importantes medios de control para seguir el rastro del dinero de los saqueadores, incluso más medios que los jueces. ¿Lo hace? ¿Por qué no lo cuenta?

SISMOGRAMAS

Juan Espadas no estaba inicialmente anotado en la agenda de Manuel Chaves como consejero. En su lugar figuraba Quico Toscano, el veterano acalde de Dos Hermanas, quien finalmente rechazó la oferta que suponía dejar la alcaldía y la presidencia de la FAMP. Manuel Chaves echó mano de un recambio, el de Juan Espadas, con fama de talibán verde como número dos de Medio Ambiente con Fuensanta Coves.

De todos los nuevos fichajes de Chaves, Espadas, es el menos político. Ni siquiera la Agrupación del PSOE de Sevilla le reconocía como cuota suya en el ejecutivo de la Junta. De ahí que el sector de Viera, desde la Diputación, le envolviese el otro día con la presidencia de un acto de medallas, en el que Espadas acabó dando un buen boleón en forma de discurso de investidura como consejero de Vivienda. Una encerrona en toda regla, con un discurso para los alcaldes socialistas presentes en el acto.

Pero donde de verdad se ha cubierto de gloria política ha sido en el capitulo de nombramientos de nuevos delegados. En pocas horas, en Málaga, se supo que la nueva delegada de Espadas aparecía en el sumario de la O. Malaya hablando con un tipo que le tenia que dar a la entonces inspectora mil Euros, una ordinariez si se compara con los millones manejados por los malayos. La elegida ni siquiera tomó posesión del cargo, renunciando al mismo para defenderse.

Además del de Málaga hay otro nombramiento delicado, el de Luis Caparrós, como delegado de Vivienda en Almería tras haber sido de Obras Publicas. Caparrós también aparece grabado en otro sumario, el de Zurgena, O. Costurero, con un empresario imputado por cohecho.

Ido Manuel Angel Vázquez Medel de la presidencia de consenso, difícil panorama para el Consejo Audiovisual de Andalucia. Tan inesperada dimisión, ha causado un vacío de poder que ni siquiera contemplan las normas que regulan al regulador. Hablan del consejero de más edad, un ex director de Canal Sur de primera hora, pero esa solución solo es para algunos “pan para hoy y hambre para mañana” ya que la bronca continuará. La actual composición del CAA no se corresponde con la fotografía política del Parlamento actual y sus consejeros están abiertamente enfrentados entre ellos y politizados, siendo este estado de cosas, la causa última para el hartazgo de Vázquez Medel.

Si de verdad se cree que el CAA es un órgano que debe sobrevivir y cumplir con la función encomendada por el Parlamento, quizás lo más propio debiera ser volver a empezar. O sea, borrón y cuenta nueva. Un nuevo CAA, por lo menos, no perderá año y medio buscando sede y comprando mobiliario.

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